Teatro Ópera, Buenos Aires - Sábado
2 y Domingo 3 de Mayo de 1992
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1992
Diario CLARÍN
Suplemento Cultura y Nación
La tentación del "vale todo"
12 de mayo
Caetano Veloso y su
desprejuiciado paso por la letra y la música del Brasil
La tentación del "vale todo"
Durante su reciente paso por Buenos
Aires –donde presentó en dos recitales su último álbum, “Circuladô”-, Caetano
Veloso (Bahía, 1942) dialogó con el Suplemento “Cultura y Nación”. Su papel en
las transformaciones de la música popular brasileña y sus polémicos cruces con
la intelectualidad de su país (desde el antagonismo o el intercambio creativo)
fueron algunos de los ejes de esta conversación que aquí publicamos en forma
exclusiva.
Entrevista
de Agustina Roca
Letrista inventivo, compositor
extraordinario, cantor que descubre permanentemente su propia voz, Caetano
Veloso es -a pesar de todos estos atributos- humilde. En un tono reflexivo,
pero espontáneo, y hablando con ese ritmo cansino de los nordestinos, el poeta
fue desgranando su forma de plantarse frente al lenguaje y a la vida. Sensual,
como buen bahiano, con una blusa de seda de color marfil y un pulóver de esos
que tejían nuestras abuelas al crochet, el poeta, de ojos profundos, y manos de
pájaro, parece -por momentos- un chico indefenso y - en otros- un hombre que
entiende que la vida es un juego y se atreve a mostrar su faceta femenina, esa
que muchos varones esconden por miedo pero a la que él no teme, porque, según
dice, "me ayuda a crear."
Caetano Veloso ostenta, entonces,
una rara belleza, una belleza que nace de adentro y que quizás esté emparentada
con ese otro bicho resbaloso, la libertad.
-¿Cómo es su forma de crear? ¿Qué
surge primero, una palabra, una imagen o el ritmo?
-Siempre es diferente. A veces
empieza con una imagen, otras con un conjunto de palabras, otras con una frase
musical sin palabras. Pero lo que más me conmueve es cuando aparece la palabra
cantada, como si fuese un pedazo de canción. Esto sucede muchas veces y me hace
sentir feliz.
-¿Corrige mucho sus textos?
-No, muy poco. Casi siempre dejo
que graben o impriman una canción antes de que la sienta redonda. Yo envidio
mucho a Chico Buarque porque en sus textos se siente nítidamente que sólo los
graba cuando ya los ha aprobado su faceta de crítico. Yo me apuro mucho.
-¿Por qué? ¿Se deja llevar más
por la emoción?
-Es que yo soy más desbordado...
Además, cuando hago algo nuevo, me pongo muy ansioso y quiero mostrarlo, dejo
muchas imperfecciones.
-Usted escribió muchos textos en
conjunto con otros poetas. Por ejemplo, ya que hablamos de Chico Buarque, ambos
compusieron la letra de "Va levando". ¿Le gusta crear con otros
autores?
-Sí, pero no es lo que más me
gusta. Prefiero crear solo porque yo hago la letra y la música, entonces no es
tan fácil. A Chico le encanta escribir letras para músicas de otros que ya
están hechas, pero él nunca escribe una letra si la música no ha sido compuesta
antes. Dice que no le gusta. Inclusive en sus composiciones, escribe primero la
música, o ambas al mismo tiempo.
-Vamos a hablar un poco del
tropicalismo. Su compañero de ruta, Gilberto Gil, dijo un poco después de la
explosión del movimiento, que éste era una mezcla de "fórmica y
dendé". Es decir, comer moqueca de pescado, con aceite de dendé, en una
mesa de fórmica. ¿Piensa que es una buena definición?
-Sí, nosotros buscábamos rastrear
en todas las corrientes brasileñas. Incorporar las voces de África, indígenas,
el candomblé, las frases melódicas, Carmen Miranda, Roberto Carlos, el rock, el
frevo, todo, todo valía para nosotros. Y, por sobre todo, las costumbres de
nuestro pueblo, aquella fijación, por ejemplo, que tienen por las frases hechas
del tipo de "Soy un hombre que trabaja hace diez años y nunca salí de
vacaciones", "Separada y vagabunda son la misma cosa", "No
hay racismo en el Brasil, aquí los negros reconocen su lugar". Queríamos
rescatar lo cotidiano de nuestro pueblo, en el que, como en todo país
subdesarrollado, se mezcla lo antiguo, las raíces, con lo moderno. ¿En qué
casa, entonces, no existe una mesa de fórmica?
-Hoy, a casi 25 años del
tropicalismo, ¿Qué crítica le haría?
-Yo siento mucho orgullo de ese
movimiento porque lo que sucedió después vino a confirmar lo que pensábamos.
Nosotros teníamos una visión de lo que debía ser la música brasileña posterior
a la nuestra. Y no nos equivocamos. Pero, por otro lado, como el tropicalismo abría
un abanico muy amplio de géneros, de estilos, de gustos, esto -aunque fue muy
saludable para la música brasileña- dio la impresión de que se perdía la
perspectiva crítica y de que se instalaba un "vale tudo".
Actualmente, muchos músicos no son demasiados críticos con su trabajos y yo no
sé si nosotros, de alguna manera, no abrimos la puerta a eso.
-Usted, a fines de la década del
60, estaba muy ligado al movimiento de poetas concretos. Muchas de sus letras
lo confirman; por ejemplo, Batmacumba. ¿Qué piensa hoy de la poesía concreta?
- Los respeto mucho. Yo conocí a
los poetas concretos después que surgió el tropicalismo. Hice una gran amistad
con Augusto de Campos, con Haroldo, con Décio (Pignatari) pero, pero por sobre
todo, con Augusto. Me siento orgulloso de nuestra amistad porque es un tipo
super erudito pero, a pesar de eso, no perdió espontaneidad. Yo no estoy de
acuerdo con todo lo que los concretistas postulan o proponen. En aquel momento
ellos querían anular el verso, la subjetividad y lograr un poema que fuese,
ante todo, un objeto gráfico, mas parecido a un dibujo que a un poema, donde lo
más importante no fuese la palabra, sino todos los elemento visuales que la
rodeaban. Pero respeto muchísimo la exigencia crítica de los concretistas porque
ellos la llevaron a un nivel tan alto en el Brasil que le hicieron -y le hacen-
bien a todo el mundo, inclusive a sus enemigos. La presencia de mi amigo
Augusto es sumamente saludable para la cultura brasileña.
-¿Fueron ellos los que
revitalizaron la obra de Oswald de Andrade, ese gran vanguardista que había
sido injustamente olvidado?
-Sí, gracias a los concretistas,
Oswald volvió a tener un lugar importante dentro de nuestra cultura. Y lo mismo
hicieron con el poeta romántico Sousandrade y con Pedro Kilkerry, un poeta
simbolista bahiano del que ya nadie se acordaba. Y también lo hicieron con la
música popular y con nosotros, los bahianos, en la época del tropicalismo. A
nosotros no nos reconocía ni nos aceptaba la intelligentsia brasileña.
-¿Es cierto que en aquel momento
pesaba mucho para los intelectuales las opiniones de la revista Pasquim? ¿Usted
aún continua con aquella polémica que inició con el editor de esa revista,
Millör?
-Sí, todos ellos reaccionaron y
aún continúan reaccionando mal con nosotros... Son agresivos, conmigo, con los
bahianos. Me parece que es una cosa provinciana de Río. Además, cuando yo
estuve en el exilio, ellos me pusieron por las nubes, pero cuando volví me
declararon la guerra. Creo que ellos querían que yo siguiera jugando al
personaje de izquierda exiliado. Antes de que Gil y yo marcháramos al exilio,
toda la izquierda nos rechazaba; los estudiantes, por ejemplo, no podían
entender que yo dijese que Jorge Ben era la mejor expresión musical de Río de
Janeiro. Y es así, sus shows son como el pueblo de Río, una explosión de
vitalidad. Tampoco entendían que reivindicásemos a Carmen Miranda o a Roberto
Carlos... Fueron los poetas concretos y Augusto de Campos los que hicieron la
defensa intelectual de nuestra posición, nos abrieron la puerta, nos dieron
apoyo crítico.
-También en esa época los
acusaron de internacionalistas.
-Sí, no se daban cuenta de que
todo lo que "hacíamos de brasileño". Hoy, cuando se escuchan nuestros
discos tropicalistas, la gente lo comprende, pero en aquella época, no.
Nosotros tuvimos el coraje de utilizar también todos los elementos que venían
del exterior, lo que estaba sucediendo, por ejemplo, en Inglaterra, lo que yo
llamo The New Rock and Roll: los Beatles, los Rolling, The Who. Nosotros
queríamos dialogar con todo aquello, como un pueblo culturalmente soberano que
utiliza todos los elementos que considera interesantes para su propia creación.
Uno no puede someterse a un dominio cultural internacional pero tampoco puede
vivir defendiéndose de él porque es una forma de sometimiento. Esta era una de
las contradicciones que el tropicalismo quería resolver, y -de hecho- lo logró.
-Cuando usted estaba exiliado,
profundizó mucho en la obra de Joyce, ¿Su lectura le ayudó, de alguna manera, a
redescubrir su lengua?
-Bueno... Joyce es uno de los
temas principales de los poetas concretos. Los autores que ellos nos
recomendaron leer fueron Joyce, Pound, Cummings, Mallarmé.
En el Brasil al poeta João Cabral y algo de Guimarães Rosa, aquello en lo que
se parece a Joyce.
-João Cabral es uno de los mayores poetas vivos del
Brasil. La poética de él es totalmente diferente a la suya. El no acepta la
subjetividad ni la emoción sino que busca un tono reflexivo, distante. ¿A usted
le gustan sus poemas?
Sí, es extraño, somos dos polos,
pero yo adoro la poesía de él. El perro sin plumas me parece un poema hermoso.
Cuando yo estudiaba en Filosofía y Letras, sólo se leían cuatro poetas:
Vinicius, Drummond, Cecilia Meireles y Manuel Bandeira. Una profesora bahiana,
de inglés me recomendó que leyese a João Cabral y quedé deslumbrado. También me
habló de Guimarães Rosa, y desde ese entonces, me apasioné por el autor minero.
El hace un trabajo muy interesante con la palabra y lo hace de una forma más
orgánica y mucho más sensible que Joyce. Gran Sertón: Veredas es uno de mis
libros de cabecera.
-Tiene tantas lecturas ese
libro... Guimarães revolucionó los recursos literarios de la lengua.
-Es de una riqueza
inconmensurable. El logró recrear, a partir de la lengua popular y con conocimiento
de lenguas extranjeras, el portugués del siglo XVI y XVII. La lengua portuguesa
es muy rica, y Guimarães supo hacer un uso deslumbrante de ella.
-Hablemos de la otra punta de la
vanguardia literaria de aquella época, Clarice Lispector.
-Yo la adoro, ella fue mi primera
pasión literaria. La leí a los 17 años. Me parece que sus cuentos son
magistrales, Lazos de familia, Legión extranjera.
-Ella juega en sus cuentos a que
no tienen una técnica. Ellos simplemente suceden, algo así como el fluir de la
vida.
-Eso, eso... Clarice es la vida
hablando y Guimarães es el lenguaje hablando. Yo conocí a Clarice, era una
persona muy extraña. Hablaba alto cuando nadie lo esperaba, después caía en
profundos silencios. Tenía un ritmo muy personal. Hacía preguntas
sorprendentes, como de alguien que no sabe nada dela vida. Ella hablaba pronunciando
mucho las erres, así: "Mi máquina de escrrrrribirrrrr está quebrada",
"¡Ah!
Estoy podrrrrrida de la vida"
-Usted escribió algunas letras en
inglés, por ejemplo, London, London , ¿Le produce placer crear en otra lengua?
-No como en la mía, por cierto.
Además no creas que me gustan todas mis canciones en inglés. De London, London
sólo rescato una frase, esa que dice, "green grass, blue eyes, grey sky god bless",
y me gusta porque define a los ingleses y a Londres. En aquella época yo no
podía sentir placer en Londres porque estaba muy deprimido por el exilio. Yo no
domino bien el inglés y cuando el productor me propuso grabar temas en esa
lengua, pensé en utilizarlo como lo hablaba, con errores. La idea, además, me
entusiasmó porque era una forma de comunicarme con personas de mi generación de
otros países. Yo reconozco que el inglés es maravilloso para la poesía por sus
monosílabos, sus palabras cortas y frases sintéticas, pero yo sentía muchas
saudades de esa claridad de las lenguas mediterráneas, las del sur de Europa. A
mí me sigue pareciendo como hablante de lengua latina, que el inglés es una
lengua bárbara.
-Usted juega mucho, en el
escenario y en las letras, con lo andrógino, por ejemplo, en Esse Cara. ¿Tiene
buena relación con su faceta femenina?
-Tengo ... bueno, voy a volver a
hablar de Chico Buarque. ¡Uhhhh! Me parece que hablé mucho de Chico...
-Chico también habla en muchas
letras desde su vertiente femenina. En Folhetim por ejemplo, es una mujer. Pero
él es muy contenido en el escenario.
-Sí, sufre mucho arriba del
escenario, es muy tímido, pobre... Yo hice un show con él en Bahía y al final
me dijo que envidiaba lo suelto que yo era en el escenario. Pero en sus letras
sale muy bien ese aspecto, pienso en Com açucar com afeto , y desde joven ya se
expresaba así.
-¿Y volviendo a usted?
-Bueno, esa letra que
mencionaste, Esse Cara , yo la escribí especialmente para Bethania porque es
para que la cante una mujer, pero yo también la he cantado muchas veces, no
tengo ningún problema en eso. Yo me divierto en el escenario, juego. Tengo, sí,
una identificación fuerte con lo femenino, reconocida por mí desde chico. Crecí
en una casa llena de mujeres, además de mi madre, había catorce. Muchas eran
sobrinas de mi padre pero de la edad de mi madre. Para mí tanto la presencia de
mi madre como de mi padre fueron muy fuertes. Ellos eran muy pero muy unidos,
yo siempre los veía juntos, era difícil que estuvieran separados. Se respetaban
mucho, jamás peleaban. En el almuerzo y en la cena se sentaban en la misma
cabecera, se daban la mano, se abrazaban. Y eso me dio una sensación de unidad
absoluta, a veces sentía que eran una misma persona. Siempre admiré esa unión
que tenían, mi padre murió a los 82 años, mi madre tiene 85 y ha sido y es -a
pesar de la muerte de mi padre- una persona feliz. Ahora, si bien esa unidad
que yo veía en mis padres me hizo bien y mi faceta femenina me ayudó muchísimo
en la creación, me trajo algunas dificultades en el terreno vital. Yo no tuve
esa definición sexual como base de un comportamiento social. Siempre admiré,
por ejemplo, a esos hombres, que tiene un comportamiento totalmente viril en el
escenario: Nelson Gonçalves, Charles Aznavour, Frank Sinatra. Pero no es mi
caso.
-Usted, que es bahiano, quizás
comparta lo que dijo su maestro Oswald de Andrade en su ensayo Antropofagia:
"Hicimos que Cristo naciese en Bahía"
- Esa es una de las mejores
frases de Oswald (riéndose), estoy totalmente de acuerdo con él. Como bahiano,
me siento orgulloso de que un paulista hasta la médula como él, se haya dado
cuenta...
Gracias por haber subido este reportaje que le hice a Caetano en 1992.
ResponderEliminarMuy buena entrevista. Me quedó solo la fotocopia, porque el original, lo llevé a Santo Amaro y se lo dejé a la madre.
EliminarA Dona Canó, ¡qué emoción, Evangelina! Le hice varios reportajes a Caetano, uno en su casa, en Bahía, en 1979. Recién vi tu respuesta, disculpas.
Eliminaresta ok...
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