Compositores: Moreno Veloso e Quito Ribeiro
Tanta proposta
Cravada na pedra
Tanta desculpa
Perdida na chuva
Ninguém viu o ouro
Saindo do fogo
Que canta ainda
Mais tarde o sol vem
Carta-resposta
Guardada no muro
Pede desculpa
Sem jeito, partida
Ninguém viu o outro
Saindo do fogo
Que vibra ainda
Só querendo aquecer
Álbum
“Ofertório – ao vivo”
CAETANO MORENO ZECA TOM VELOSO
Gravado no Theatro
NET São Paulo no dia 27 de outubro de 2017.
Uns Produções Artísticas Ltda., sob
licença exclusiva de Universal Music International
DVD 060256745963, Track 20.
CLARIN
Crítica: Buena
“Una novia de
Shanghai”: Misión fantasmal
Una historia simpática y sencilla, con la
impactante Shanghai como telón de fondo.
Una novia de Shanghai. Una película argentina con actores chinos |
28/09/2016
GASPAR ZIMERMAN
¿Una película argentina filmada enteramente en
Shanghai y protagonizada por actores chinos? Sí: Mauro Andrizzi lo hizo. El
director de Iraqi Short Films (2008), un particular documental sobre la
guerra en Irak con imágenes grabadas con celulares, vuelve a destacarse por su
originalidad. Esta vez, con una comedia de ribetes fantásticos que cuenta
las aventuras de dos buscavidas, mezcla de vagabundos y carteristas, que deben
robar un ataúd con los restos de una mujer y enviarlo a un pueblo para que sea
enterrado junto a su amado. El detalle es que quien les encarga esta misión no
es otro que el fantasma del amante muerto.
La historia está basada en una antigua tradición
que en China se conoce como minghun o “matrimonio fantasma”, que consiste en
enterrar a hombres y mujeres juntos –aunque en vida no hayan sido pareja- para
que no estén solos en el más allá y, sobre todo, cumplir con cuestiones de
status social. Aunque fue perseguida, esta práctica todavía persiste y es uno
más de los contrastes de una China en la que costumbres milenarias conviven con
un desarrollo tecnológico y científico imparable.
Andrizzi
explota esa contradicción y la aprovecha para darle una escenografía fantástica
a su poco pretenciosa historia. En Shanghai conviven edificios propios de Blade
Runner con puestitos callejeros en los que se rostizan animales a cielo
abierto: ese asombroso paisaje sirve de telón de fondo para las andanzas de
estos dos haraganes, que –al estilo de Siete cajas, pero sin persecuciones de
por medio- se desplazan de un lado a otro con el precario cajón de la muerta.
La
música de Moreno Veloso y Daniel Melingo justifica su lugar de privilegio en
los afiches: sus temas le agregan una contradicción auditiva a ese contraste
visual, a la vez que refuerzan la liviandad de esos dos tiros al aire, tan
sencillos y simpáticos como la película.
"Una novia de
Shanghai"
Buena
Comedia.
Argentina-China, 2016.
SAM
13, 70’.
De:
Mauro Andrizzi.
Con: Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han, Lorena Damonte.
Salas: Gaumont, ArteMultiplex y otros.
Salas: Gaumont, ArteMultiplex y otros.
ESTRENOS
Un trip
extravagante
Una reseña de la película Una novia de
Shangái (2016), de Mauro Andrizzi.
Estreno jueves 29 de septiembre.
Diego De Angelis
Jueves 29 de septiembre de 2016
Ya sea por su intrínseca extravagancia, por su
peculiaridad, o sencillamente por su distancia geográfica y sobre todo
cultural, a primera vista Shangái es, desde la perspectiva del visitante
circunstancial, una ciudad fantástica. Una ciudad ya de por sí dispuesta a
sucesos extraños, a historias imposibles. Cómo acercarse entonces a ella, cómo
capturar cinematográficamente, sin pretensiones de grandilocuencia, el halo de
irrealidad que la envuelve. Cómo, en definitiva, realizar una película sobre
una ciudad irreal. Una posibilidad podría ser contar lo que el cine buscó
contar siempre, desde el principio: historias de fantasmas.
Una secuencia de preguntas que Una novia de
Shangái (2016), la nueva película de Mauro Andrizzi, pareciera conservar
como principio organizador de sus operaciones. El film intentará explorar la
irrealidad que la mítica ciudad china exhibe sin perder de vista en ningún
momento la desenvoltura y la libertad que suelen definir a una mirada ajena.
Desenvoltura y libertad en la puesta en escena, en la versatilidad que ostenta
su proceder formal. Hay desde el inicio del film una correspondencia entre su
propuesta y el contexto urbano donde sucede. Andrizzi trabajará en la
configuración de un universo muy particular que se revelará fundamentalmente en
el encuentro entre la modernidad de una ciudad y la más añeja de sus
tradiciones.
El film presentará como anticipo una vieja
costumbre sentimental del siglo XVII que aún persiste en China: los
“casamientos fantasmas”. Una forma de matrimonio donde, a partir del entierro
conjunto de cuerpos, los amantes podrán perpetuar su amor ad infinitum y
acompañarse durante el viaje al más allá. De eso tratará precisamente la
historia. Dos ladrones de poca monta -un tal Hugo, un tal Johnny-, dos vagos,
dos tipos de la calle sin domicilio ni familia, dos eternos perdedores, serán
convocados una noche por un fantasma enamorado que busca unirse con la mujer
con quien mantuvo en el pasado un romance secreto. Con la promesa de una
cuantiosa suma de dinero, Hugo y Johnny deberán meterse en el cementerio y
llevar el cuerpo de la mujer hacia el puerto, para que pueda ser trasladado
hacia el pueblo del fantasma.
Así comenzará un derrotero a través de las calles
de Shanghái. Con el ataúd a cuestas, Hugo y Johnny recorrerán diferentes partes
de la ciudad: el mercado, la autopista, el puerto, la noche. Se cruzarán con
extraños personajes que ayudarán a los protagonistas en su infrecuente aventura
urbana. Una trayectoria puntuada por breves apariciones en off del fantasma
enamorado, quien recitará con pasión sus cartas de amor. Pero también por las
esporádicas ensoñaciones de los protagonistas, fantasías de un golpe de suerte
que les permita a los vagabundos escapar de su pringosa realidad y viajar hacia
una imaginaria Latinoamérica. Su travesía estará acompañada por la música de
Moreno Veloso y Daniel Melingo. Hermosas canciones que terminarán por delinear
una sensibilidad especial para una ciudad romántica y misteriosa.
Una novia de Shangái es una película encantadora. Un trip extravagante.
Un viaje por territorio desconocido que preservará justamente aquello que no
suele preservarse y que resulta decisivo: una mirada extranjera que sea capaz
de imaginar nuevas historias. Historias imposibles. Filmar con esa convicción y
dejarse llevar.
Una novia de Shangái (2016)
Reparto: Lorena Damonte, Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han.
Reparto: Lorena Damonte, Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han.
FICHA TECNICA
Dirección: Mauro Andrizzi
Guion: Mauro Andrizzi
Fotografía: Yao Zi-long
Música: Moreno Veloso & Daniel Melingo
Año: 2016 | Argentina-China
Dirección: Mauro Andrizzi
Guion: Mauro Andrizzi
Fotografía: Yao Zi-long
Música: Moreno Veloso & Daniel Melingo
Año: 2016 | Argentina-China
EL
PAÍS
Buenos Aires 1 de octubre de 2016
RAMIRO BARREIRO
‘Una novia en Shangai’ hace realidad un mito chino
de la muerte
La película que dirige Mauro Andrizzi es una
coproducción entre el país asiático y Argentina
Una escena del film en un cementerio de Shanghai |
Hay muy pocas cosas en común entre China y Argentina, pero hay
una a la que ninguna cultura puede escapar: la muerte. Es el tema siempre
presente en Una novia en Shangai, el
cuarto largometraje del director argentino Mauro Andrizzi (debutó con Mono, en 2007). La película surgió gracias a una invitación que
recibió el realizador para pasar seis meses en el Peace Hotel, un histórico en
el corazón de esa ciudad.
Mauro, que nació en Mar del Plata (a 404 kilómetros de Buenos
Aires) y solo tiene al inglés como idioma alternativo, se puso a
estudiar chino para poder pedir una cerveza en un bar al finalizar las jornadas
de rodaje. Solo para eso le sirvió lo aprendido.
“Estuve cuatro meses armando la preproducción”, cuenta Andrizzi
a EL PAÍS.
“Caminábamos buscando dónde íbamos a filmar y para contratar al
equipo técnico sin conocer el idioma ni la cultura. La intención fue mostrar
todo ese trabajo urbano y eso le da una impronta de realismo a la película en
medio de una historia fantástica. Usamos una traductora tanto para comunicarnos
con los actores como con parte de la producción y los técnicos”. “Fue muy
surreal, pensaba que estaba filmando en Marte”, recuerda el director.
Una novia en Shangai cuenta
la historia de dos estafadores callejeros a los que los asalta un delirio
místico: en un derruido hotel de pasajeros se les aparece el espíritu de un
hombre que mantuvo un amor prohibido con Xin Xin. La mujer murió y fue
enterrada junto a su esposo. El dolor que ha sufrido el amante no terminó con
su propio deceso y por eso, desde el más allá, le pide un gran favor al par de
maleantes.
La misión es que profanen el féretro de Xin Xin y crucen la
ciudad para depositarlo en un barco que viaja al pueblo natal del muerto. Allí,
un amigo se encargará de enterrarla junto a él, tal como indica la tradición
del siglo XVII que refiere a los casamientos fantasma. La recompensa por la
empresa, teniendo en cuenta que el robo y tráfico de cadáveres en China puede
ser penado con prisión perpetua, es de 200.000 yuanes (30.000 dólares) que
están enterrados en una playa de Shangai.
Durante buena parte del film, que dura poco más de 70 minutos,
se puede apreciar el ritmo y colorido de una de las ciudades que más crecieron
en la última década en el mundo. La película se convierte por momentos en una
reseña sobre Shangai que podría envidiar Woody Allen. Todos los diálogos están
en chino mandarín, subtitulados al español, y el registro sonoro se enriquece
por el aporte de dos grandes músicos sudamericanos, como son el brasileño Moreno Veloso (hijo de Caetano Veloso) y el
argentino Daniel Melingo, un referente del tango callejero. No
obstante, la marcada presencia de los artistas hace que el largometraje abuse
un poco del formato clip musical.
Llevando un féretro por las calles más transitadas de China,
Andrizzi recuerda: “Todo el tiempo nos paraban y el tema de la muerte es muy
tabú. Nos decían que nos podía traer mala suerte estar con un cajón en la calle
y cuando queríamos descansar con el equipo, no nos querían atender en los
restaurantes o nos pedían que lo dejáramos fuera. Los chinos ni siquiera
quieren decir ‘muerte’ y esa controversia era un poco el espíritu de la
película: tener a dos personas llevando un ataúd en una ciudad tan populosa”.
Mauro Andrizzi vive en Buenos Aires desde hace varios años.
“Vine a estudiar a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica
(ENERC). Me recibí en 2000 y empecé a trabajar en el festival de cine
de Mar del Plata como seleccionador de películas, pero desde Buenos Aires.
Después de haber visto tanto cine y trabajar con tantos directores me dieron
muchas ganas de empezar a hacer cine yo mismo y en 2007 estrené Mono; en 2008 Iraquí Short Films; En el Futuro en 2010 y Accidentes gloriosos en 2011. Tuve un hijo en
diciembre que se llama León y mi intención es volver a desarrollar algo en 2017.
Tengo pensado un policial para televisión”, finaliza.
3/10/2016
Crítica:
Una novia de Shanghai (2016), de Mauro Andrizzi
Por Guillermo Colantonio
Una
novia de Shanghai (Argentina / China – 2016)
Dirección
y Guion:
Mauro Andrizzi
Fotografía: Yao Zi-long
Música: Moreno Veloso y
Daniel Melingo
Edición: Francisco Vázquez
Murillo
Dirección
de arte:
Wang Jing-Ping
Intérpretes: Lorena Damonte,
Jiao Jian, Hu Chen-gwei y Sun Yu-han
Duración: 70 minutos.
Hay
películas decididamente hechas para festivales. Se ha convertido en un clisé y
no está bien ni mal. Una
novia en Shangai asume riesgos y gestos propios de ese
circuito, sin embargo, se destaca en una diferencia fundamental con respecto a
cierto discurso visible sostenido en la corrección política de obediencia hacia
miradas eurocentristas: goza de libertad y de una extraña locura. Si el
desconcierto es una virtud frente a tanto cine encorsetado en planos
reconocibles y monótonos, la película de Mauro Andrizzi barre con cualquier
expectativa. Lo suyo es el desenfado, el no temer al ridículo, confiar en la
comedia como género (infrecuente en los círculos de los que hablamos) y apostar
por una estética kitsch.
Además de ser impredecible. Si hay un signo a destacar en el armado de la
historia y en el montaje elegido es la desobediencia a una lógica de espera
hacia zonas cómodas o previsibles. Tal es así que los protagonistas pueden
conseguir unos mangos para pagar un hotel y pasar una noche decente, y al
minuto escuchar la voz desde el más allá donde un espíritu les encomendará una
misión. Y esto es porque, lejos de utilizar la convención de filmar
necesariamente problemas sociales y políticos de China desde un apunte
documental trillado, el director apuesta por cruzar registros sin perder de
vista a los personajes envueltos en un lindo disparate. Y la cosa funciona.
Uno
de los cortos más logrados de la primera etapa de Polanski se denomina Dos hombres y un armario (1958)
Se trata de un ejercicio surrealista con referencias al gordo y el flaco,
además de una puerta de entrada al intrincado universo del realizador polaco,
fundado sobre las ideas de juego y humillación.
La dupla de Una novia en Shangai traslada
un ataúd para cumplir con un mandato extraterrenal y acceder a una pequeña
fortuna enterrada. Ciertas creencias ancestrales chinas son licuadas por
Andrizzi de manera tal que se descarte cualquier espíritu de trascendencia. La
experiencia en el lejano país une retazos y el comienzo de la película muestra
una elocuente operatoria ya que las partes se van sumando hasta integrarse en
un cuadro más o menos orgánico. Primero, un río. Luego, vemos diversas sesiones
de fotos de novios en puntos estratégicos de la ciudad. A continuación, un
hombre durmiendo bajo el puente en un claro contraste entre modernidad y
pobreza. Más tarde, otro hombre que se le une y finalmente los dos posando en la
foto con una novia para robarle el anillo. Con diferentes ángulos de cámara,
esta escena primigenia ya nos instala en los carriles de la película: nada será
como lo esperemos. De fondo, la música de Moreno Veloso. Cruce de idiomas, de
estéticas y de fronteras. Estamos en Shangai pero el color local no será un
objetivo inmediato.
Sí
parece serlo no desperdiciar la oportunidad para hacer honor a algunas
influencias bien llevadas. Hablábamos de la cruza de Polanski con Laurel y
Hardy, pero por aquí respiran también los colores de Aki Kaurismaki o el
absurdo de Roy Andersson, y por qué no esa actitud de comerse la ciudad con la
cámara al estilo de la Nouvelle
Vague.
Hay
un transitar por las calles de Shangai que confiere sana espontaneidad y que no
se avergüenza de la mirada de los transeúntes que ven pasar no solo a quien
filma sino a los dos personajes trasladando el ataúd. Se trata de un filme
callejero y pese a seguir un eje argumental, la historia parece no empezar
nunca, se arma todo el tiempo dentro de un marco de irreverencia que alcanza
también a los diálogos. Uno en particular se da en una secuencia notable en la
que los dos hombres van a desenterrar el ataúd al cementerio y conversan acerca
de la justificación moral del robo (dado que profanar cuerpos en China se paga
con prisión perpetua según reza la leyenda al comienzo). La conclusión es que
están haciendo un acto de bien en la medida en que cumplen el deseo de un
fantasma enamorado. Siglos de filosofía son parodiados en un entrañable
intercambio de palabras simples y sinceras cuyo fundamento es el amor.
Más
adelante se sumarán en el periplo dos mujeres, habrá sueños, unas valijas que
destilan luz (Aldrich y Tarantino son invocados por aquí) y nunca se resignará
esa atmósfera lúdica, experimental y luminosa donde el derrotero de los
personajes guiados por el azar podría ser el mismo de un director presente en
un lejano país que elige no caer en lugares comunes.
La mirada de Andrizzi no es chillona ni transita el llorisqueo que esperan las buenas conciencias decididas a participar desde lejos. En todo caso, es una celebración a la relación que une al cine con la ciudad como espacio, de larga data en la tradición de grandes directores. Las restricciones que se suponen aparecen en este tipo de contextos son enfrentadas con color, música, exploración y desconcierto. La libertad que se escamotea de un lado, en todo caso, es aprovechada detrás de cámara y en una toma de decisiones que hacen de Una novia en Shangai una saludable rara avis dentro del cine argentino. No obliga, invita. Y si no se entra, quedan las últimas palabras de uno de los dos rufianes (melancólicos): “Mañana será un nuevo día y todo será mejor”.
La mirada de Andrizzi no es chillona ni transita el llorisqueo que esperan las buenas conciencias decididas a participar desde lejos. En todo caso, es una celebración a la relación que une al cine con la ciudad como espacio, de larga data en la tradición de grandes directores. Las restricciones que se suponen aparecen en este tipo de contextos son enfrentadas con color, música, exploración y desconcierto. La libertad que se escamotea de un lado, en todo caso, es aprovechada detrás de cámara y en una toma de decisiones que hacen de Una novia en Shangai una saludable rara avis dentro del cine argentino. No obliga, invita. Y si no se entra, quedan las últimas palabras de uno de los dos rufianes (melancólicos): “Mañana será un nuevo día y todo será mejor”.
Cine – Una
Novia de Shanghai
1/6/2017
Como
parte de la Semana Extraordinaria de
Cine Actual (SECA), se estará
presentando la película «Una novia de Shanghai» de Mauro Andrizzi (2016,
Argentina /China).
Dos
slackers que sobreviven como pueden en las calles de Shanghai tienen algunos
problemas cuando un fantasma los contrata para cruzar la ciudad cargando un
ataúd robado de un cementerio, para poder unir a una pareja de amantes más allá
de la muerte.
Fecha:
7 de junio de 2017
Hora:
7:15PM
Entrada
gratuita
Lugar:
Espacio Cultural La Erre
Dirección:
vía 6, 2-60, zona 4, Ciudad de Guatemala
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