24/8/2019
“No creo en la política dentro del arte”, Caetano Veloso
Por Jaime Andrés Monsalve B.
El cantautor brasileño habló con SEMANA sobre
música, cine, política y sociedad. En septiembre la gira que hace con sus hijos
lo traerá a Bogotá y a los festivales Medejazz y Barranquijazz.
En esta gira, que con humor llama “una celebración a la reproducción“, Caetano Veloso viene a Colombia con un formato acústico en el que lo acompañan sus hijos Zeca, Moreno y Tom. |
Aquel
adagio según el cual familia que trabaja unida permanece unida tiene prueba
perfecta en el presente del cantautor brasileño Caetano Veloso. Sus tres hijos
varones, Moreno, Zeca y Tom, son su único apoyo instrumental en Ofertorio,
trabajo discográfico lanzado en 2018 que hoy lo tiene de gira internacional y
que viene a presentar en el circuito de jazz colombiano de
septiembre. El pionero del Tropicalismo, aquel movimiento artístico y militante
que constituyó una resistencia a la dictadura de la década del sesenta en
Brasil, hoy tiene 76 años. Aunque en él pervive ese espíritu combativo de
antaño, su presente es más familiar. De ello da buena cuenta su actual gira,
que ha calificado, no sin humor, como una “celebración a la reproducción”.
Veloso e hijos estarán en Barranquilla, en el marco del festival Barranquijazz, el 14 de septiembre. Antes harán lo propio
en Bogotá el 12, en el Teatro Colsubsidio, y en Medellín, el 16, en la
temporada de Medejazz.
- SEMANA: ¿Esperaba que sus hijos siguieran sus
pasos en la música?
- Caetano Veloso: Nunca: Moreno, por
ejemplo, estudió física. Es un superdotado de las matemáticas, mientras
escribía canciones para grabarlas con sus amigos ayudaba a construir un
laboratorio de partículas subatómicas en la Universidad de Río. Él escribió su
primera letra a sus 9 años, con música mía (Um canto afoxé para a bloco do
Ilê, de 1982) y cuando creció creí que se iba a quedar para siempre en las
ciencias exactas. Me hizo feliz verlo regresar a la música.
Veloso e
hijos estarán en Barranquilla,
en el marco del festival Barranquijazz,
el 14 de
septiembre. Antes harán lo
propio en Bogotá el 12, en el Teatro
Colsubsidio, y
en Medellín, el 16, en la
temporada de Medejazz.
- SEMANA: ¿Y los otros dos?
- C.V.: Zeca se
interesaba por la música electrónica en la adolescencia, pero la dejó y empezó
a componer canciones muy emocionales en la guitarra o al piano, canciones que
hacen llorar. Tom solo se interesaba por el fútbol y todavía juega muy bien;
pero un día armó una banda de rock progresivo con compañeros de la escuela,
influenciado por Milton Nascimento. Al irme de gira con ellos encontré una
manera de tenerlos cerca. De no haber sido así, estarían con sus parejas y los
vería con mucha menor frecuencia.
- SEMANA: ¿Recuerda qué música, la suya incluida,
estuvo presente en la infancia de Moreno, Zeca y Tom?
- C.V.: Mucho de Gilberto Gil, mucho Milton
Nascimento, Michael Jackson, Beatles, Djavan... También mucha música brasileña
de antaño que yo les enseñaba y les cantaba para ponerlos a dormir.
- SEMANA: ¿Cómo se dio la sinergia para trabajar
juntos? ¿Se impusieron algún tipo de normas para mantener la armonía?
- C.V.: El show es algo muy peculiar, muy hondo,
tiene mucho de la historia cultural de mi región y de nuestros lazos
familiares. Hay también una mirada hacia la tradición de la canción brasileña.
Todo fue muy natural y espontáneo desde que empezamos a ensayar. Cantamos
juntos y, cuando uno de ellos canta, yo también acompaño con mi guitarra.
Foto: Rafael Berezinski
|
- SEMANA: ¿Cómo se escogió el repertorio de
Ofertorio? ¿Qué tanto dista del que hacen hoy en vivo?
- C.V.: Llegamos a la víspera del estreno sin
saber si la gente nos entendería, no sabíamos siquiera si había una estructura
en esto. Al tiempo notamos que a la gente le encantaba el repertorio, y hoy
estamos convencidos de la adecuación estructural del espectáculo. No cambiamos
casi nada desde el estreno. Zeca sugirió comenzar con Alegria, alegria, mi canción inaugural del Tropicalismo. Pasado un
año, le pedí que hiciéramos Baby,
otra canción mía de ese periodo, que me gusta más. De eso a hoy, hemos hecho
pocos cambios: Tom sugirió cantar O Seu
Amor de Gilberto Gil, yo le pedí a Moreno que cantara Um Passo à Frente, los tres le dijimos a Zeca que era su obligación
cantar Todo Homem… Todo transcurrió
así, en forma natural.
- SEMANA: ¿Qué representa para usted trabajar en un
formato instrumental tan íntimo?
- C.V.: Es un placer muy grande cantar con ellos
acompañados tan solo por guitarras acústicas y percusión menor: nuestras voces
aparecen más claramente y la tradición de Bahía se ve mejor representada.
"Es
impresionante que los habitantes
de Puerto Rico, sobre todo sus artistas,
golpeados en su esencial naturaleza libre,
hayan logrado deponer a un
gobernador
misógino y homófobo".
- SEMANA: En los tiempos que corren, ¿qué tan
necesario es para los artistas una posición política explícita en sus
creaciones? ¿Debe el músico hacer manifiestas sus simpatías?
- C.V.: No creo en opiniones explícitas dentro de
la creación artística, ni como estrategia ni como principio. El arte influye
indirectamente y sin que su autor tenga real control de sus potencialidades.
Aquí en Brasil el presidente es alguien que dice cosas violentas e
inaceptables, incluso opinando sobre las elecciones argentinas, y la mayoría de
los artistas están contra él, sobre todo en lo que respecta a la preservación
ambiental. Hay, sin embargo, artistas que lo apoyan. Es una situación muy
compleja.
- SEMANA: ¿Qué decir de esa situación?
- C.V.: Antes de las elecciones, las ciudades
brasileñas se llenaron de mujeres que gritaban “¡Ele não!”, rechazando al
candidato reaccionario. Pero él tenía el apoyo de todas las fuerzas nacionales
e internacionales, temerosas de un crecimiento de la izquierda. Ayudó además
que los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) estuvieran involucrados
en casos de corrupción, en aumento por cuenta de ese arreglo llamado
presidencialismo de coalición. Ello empezó a conocerse gracias a las
investigaciones del Ministerio Público en la operación llamada Lava Jato
(Operación Autolavado).
- SEMANA: ¿Qué le inspira el ejemplo reciente de
Puerto Rico?
- C.V.: Es impresionante que los habitantes de Puerto Rico,
sobre todo sus artistas, golpeados en su esencial naturaleza libre, hayan
logrado deponer a un gobernador misógino y homófobo. En Brasil justamente
fueron las frases homofóbicas y misóginas las que ayudaron al actual presidente
a elegirse. Igual, es difícil comparar el caso de Puerto Rico, una pequeña isla
bajo dominio oficial, aunque no total, de Estados Unidos, con el de Brasil, un
país de dimensiones continentales donde una situación parecida sería algo de
una escala monstruosa para la estructura del imperialismo.
- SEMANA: ¿Cómo ve en perspectiva el movimiento del
Tropicalismo, pasados todos estos años?
- C.V.: El Tropicalismo cambió la perspectiva
crítica de la canción popular en Brasil, produjo más consecuencias que
influencias. Todo lo que hago y lo que pienso sobre lo que hacen los otros,
pasa por mi experiencia tropicalista.
Foto: Bruna Grassi |
- SEMANA: ¿Qué músicos nuevos le han llamado la atención?
¿Qué recomienda escuchar?
- C.V.: No quiero recomendar nada, más allá de
contar qué ando escuchando. Adoro la música de carnaval de Bahía, una tradición
que empieza en 1950 y crece en las décadas de los setenta y ochenta bajo el
nombre de axé music. Amo lo que llaman pagodão, un tipo de
samba a la vez cercano al samba fundacional nacido en Bahía y al futurismo
tecnológico de Kanye West. Ando escuchando mucho a James Blake, de Inglaterra,
y a Thiago Amud, carioca. Me gusta la fuerza del reguetón y la presencia de la
cumbia en el imaginario global. Y, claro, también artistas argentinos y
uruguayos que conozco personalmente.
- SEMANA: Buena parte del público no especializado
conoció su obra gracias a ‘Fina estampa‘. ¿Qué tan estrecha sigue siendo su relación
con los repertorios hispanoamericanos?
- C.V.: Con los que escuché en mi niñez y
juventud, la misma: una relación de amor, pasión e intimidad. Crecí oyendo
tangos, rumbas, boleros, fados y guaranias, además de canciones italianas, de
manera paralela con lo que llegaba desde Estados Unidos.
"Adoro
la música de carnaval de Bahía,
una tradición que empieza en 1950 y
crece en
las décadas de los setenta y
ochenta bajo el nombre de axé music.
Amo lo que
llaman pagodão".
- SEMANA: ¿Y al cine qué le debe?
- C.V.: Lo mismo que a la música: vi Fellini, De
Sica, Bergman, René Clair, Buñuel; después Godard, Truffaut, además de todas
las cintas de Pelmex (Películas Mexicanas) en mi ciudad natal, en el cine, con
toda la gente del barrio. Había muchas películas de Hollywood, pero se sumaban
a las italianas, las francesas, las mexicanas y las brasileñas. No era como
hoy, que solo encuentras grandes producciones norteamericanas en los mejores
horarios y en las salas más grandes. Todo lo demás está en pequeños cineclubes
y se proyecta a horas tempranas de la tarde. La gente en general no sabe que
hay películas habladas en otras lenguas distintas al inglés.
- SEMANA: ¿Qué significa para usted llegar a
territorios nunca antes visitados, en este caso Barranquilla?
- C.V.: Me interesan mucho los sitios nuevos y
desconocidos, y en eso coincido con Zeca y Moreno. Tom es el único a quien no
le molestaría quedarse por siempre en Río, así haya nacido en Bahía. Lo
convenceré diciéndole que vamos a la tierra de Shakira.
Caetano
Veloso: ‘El nuestro no es un ‘show’ de virtuosos’
El artista brasileño se presentará con sus tres
hijos en Barranquilla, Bogotá y Medellín.
De izq. a der., Zeca, Caetano, Moreno y Tom Veloso, durante un concierto en junio pasado en Berlín (Alemania). - Foto: Stock Photo |
Por: Juan Martín Fierro
28 de agosto 2019
Las canciones de Ofertório (del latín offertorium,
acción de ofrecer) han sido cuidadosamente escogidas para que ese mensaje
llegue a la gente por encima de cualquier barrera idiomática. Ahí están las
composiciones del propio Caetano (Alegria, Alegria, O leãozinho, Trem das
cores), pero también hay canciones compuestas para su hermana Maria Bethânia
(Reconvexo), a sus padres y a sus hijos (Genipapo absoluto, Boas vindas y Um
Tom). Estos últimos también aportan composiciones y emociones propias (Todo
homem, How beautiful could a being be, Clarão, Um passo à frente, entre otras).
Más que un encuentro familiar o un concierto a secas, Ofertório es un diálogo,
una atmósfera y una experiencia de conmovedora intimidad.
Poco
antes de llegar a Colombia, Caetano Veloso aceptó esta entrevista para develar
los orígenes de Ofertório y contar anécdotas sobre sus canciones y su carrera.
- ¿Cómo ha sido la experiencia de convivir con sus hijos desde
2017 en esta gira?
- Para mí es una felicidad poder estar con mis hijos más tiempo
del que habitualmente comparten los hijos adultos y sus padres. Yo los adoro y
el show sirve también para mantenerlos junto a mí, al menos en el escenario. El
hecho es que los compromisos profesionales facilitan el distanciamiento. Ahora
nos vemos más en pasajes de sonido y aeropuertos que en nuestras casas.
- ¿Cuál ha sido la
parte más difícil de este tiempo juntos?
-
No vi que surgieran dificultades entre los cuatro, ni en los ensayos ni en las
temporadas. Apenas observo que, al contrario de Zeca, Tom detesta salir de Río.
Aeropuertos,
aviones, trenes y hoteles lo aburren e irritan. Los tres, Moreno, Zeca y yo,
nos reímos. Moreno y yo ya estamos acostumbrados. Él trabaja con música hace
más de veinte años y yo hace más de cincuenta. Aunque yo personalmente deteste
los aeropuertos y encuentre los vuelos largos muy desgastantes, adoro estar en
ciudades diferentes, ver parques, museos, oír lenguas y contemplar la
arquitectura. Moreno también. Zeca, que es el único que debuta en este show,
tiene vocación para los viajes y está muy interesado en descubrimientos
culturales en ciudades extranjeras. Tom solo parece estar muy a gusto cuando
sale al escenario. Bueno, él reclama, pero disfrutó ver el David de
Michelangelo y contemplar el Etna por detrás del teatro griego en Taormina.
“El nuestro no es
un show de virtuosos.
Es un show particularmente familiar y
modesto en la
instrumentación.”
- ¿Cómo ha sido la reacción del público fuera de Brasil frente a
‘Ofertório’?
- Para mí fue una sorpresa la
aprobación del público a nuestro show desde el estreno en Rio. Nuestro plan era
hacernos a un teatro pequeño allí y a otro en São Paulo, con el deseo de ir
también a Bahía, que es de donde viene todo y donde Moreno y Tom nacieron. Pero
en pocos meses ya estábamos teniendo que enfrentar auditorios gigantescos,
siempre repletos y con personas de todo tipo reaccionando con entusiasmo. Al
salir de Brasil, pensé que eso no podría ocurrir en los escenarios que no
estuvieran mayoritariamente compuestos por emigrantes brasileños. Pero lo que
vimos fue la aprobación apasionada de vieneses y florentinos, de artistas
ingleses y productores estadounidenses, de jóvenes mexicanos y señoras
portuguesas. El nuestro no es un show de virtuosos. Es un show particularmente
familiar y modesto en la instrumentación. Pero creo que en todas partes, las
personas se ven delante de algo muy sincero y profundo, algo que representa lo
que hay de peculiar en el mundo de la canción popular en Brasil.
- Antes de lanzar
su último álbum, ‘Ok Ok Ok’, Gilberto Gil dijo: ‘Este es el primer álbum de mi
vejez’. ¿Cómo ha sido su propia experiencia de envejecer?
- Vivo la vejez con
curiosidad. Reconozco las incomodidades y las limitaciones, pero no creo que
ser joven signifique necesariamente ser más feliz. Hay una alegría en la
juventud, la alegría física de la intensidad del sexo y de la impresión de una
grande, muy grande distancia con respecto a la muerte. Pero alguien puede ser
muy infeliz a los 25 y mucho más feliz a los 80. Cuando escribí O homem velho yo todavía no sentía las
diferencias del envejecimiento. Apenas percibía que me estaba aproximando. Y mi
padre ya había muerto, a los 82. Ahora, frente a las invitaciones para irnos a
China, Japón y Oceanía, coincido con Tom en la tendencia de no aceptar a causa
de la vejez. Los
vuelos largos son terribles para un organismo senil. Muchos días son necesarios
para que uno se recupere. Aun así, todavía estoy en duda en cuanto al viaje a
Asia.
- ¿Usted cree que
el significado de la amistad cambia con los años?
-
Soy del tipo que conserva amistades antiguas. Tengo amigos que fueron
compañeros de escuela primaria, gente que conozco y de la que soy cercano desde
los siete años. También tengo amigos de cuando tenía 17 o 18. Entre mis
colegas, cultivo amistades duraderas. Tal vez no podamos vernos con tanta
frecuencia como antes. Hay fases.
Pero
las amistades que hice en el período del exilio, como Jorge Mautner y Antônio
Cícero, aún se mantienen. Y hago amistades nuevas, sobre todo en Bahía.
Después, cuando lancé Cê, encontré un grupo de jóvenes en Salvador y sigo
conectado con ellos.
El
uso del tiempo debe tornarse más regulado con la edad. Pero incluso así, yo
todavía no consigo aislarme más. El significado de la amistad es más longevo
para mí que su practicidad.
- ¿Cómo recuerda a
sus padres?
-
En general, con mucho amor. Y a veces con mucha admiración. Mis padres nacieron
al comenzar el siglo veinte: él, en 1901, y ella, en 1907, en una ciudad del
interior de Bahía, donde crecieron, se casaron y nos criaron. Allá mismo están
enterrados. Nunca pelearon y nunca se separaron. Toda la formación individual
de los hijos estuvo acompañada por un respeto increíble y por la ausencia de
prejuicios tacaños. Mi padre daba la pauta. La casa estaba llena de hermanas y
sobrinas suyas, todas en una edad cercana a la de mi madre. Crecimos en una
casa grande de Correos y Telégrafos, mi padre era agente postal-telegráfico, en
medio de esa multitud de mujeres que nos mimaban. Nunca vimos una pelea entre
mi madre y esas primas y tías. Y somos, cada uno de nosotros, personalidades
destacadas en distintos medios.
“El significado de
la amistad es más longevo
para mí que su practicidad”
El
público me conoce a mí y a Maria Bethânia. Pero quien conoce a Mabel, profesora
inolvidable para generaciones de santo-amarenses y soteropolitanos, hoy autora
de libros de poesía; a Rodrigo, un mecenas de sus hermanos menores que nos dio
a mí, a Bethânia y a Irene todo lo que necesitábamos para desenvolvernos
personal e intelectualmente, además de revelarse como el mejor lector de mi
libro Verdade tropical; a Roberto, un éxito entre las generaciones que
trabajaron con turismo en Salvador y después en São Paulo; a Irene, la sorpresa
que entró a nuestras vidas cuando yo ya era preadolescente y nos enseñó a
reírnos alto; y a Clara, un ama de casa que entendió y acogió lo que pasaba con
sus hermanos más jóvenes tratando todo con inmensa sabiduría, sabe que solo de
Seo Zezinho y Dona Canô podía salir un elenco tan variado y cohesionado. Mi
padre era mulato y mi madre parecía indiana. En todo, ellos me hicieron sentir
que había nacido en la médula de lo que es ser brasileño.
- ‘Genipapo
absoluto’ es una joya escondida en su discografía y también una canción
íntimamente ligada a sus padres. ¿Cómo surgió?
-
Todo nació de un recuerdo que siempre vuelve a mi mente, la escena de verme
ayudando a mi padre a exprimir jenipapo en una prensa manual con la que hacía
licor para las fiestas. Yo me sentía muy orgulloso de estar ahí con él,
ayudándolo en aquel trabajo tan masculino de torcer la prensa. Quise retratar
eso. Recuerdo que, en mitad de la canción, cuya melodía ya estaba lista a
partir del comienzo de la letra y de la intención de citar palabras y notas de
canciones que mi madre cantaba, como si la letra dejara huecos por el camino,
me acordé de Proust y del libro de Deleuse sobre Proust que había acabado de
leer, y de ahí surgió el coro: “Cantar es más que recordar / más que haber
tenido aquello entonces / más que vivir y que soñar / es tener el corazón de aquello”.
Siento placer y orgullo de cantarla en el show, después de que Zeca hace su
conmovedor Todo Homem.
- ¿Qué anécdota
recuerda sobre su admiración y su amistad con João Gilberto, quien falleció
recientemente?
- João Gilberto fue
todo para mí. Cuando lo escuché por primera vez tenía entre 16 y 17 años y
quedé fascinado. Mi hermano Rodrigo me compraba sus elepés y a medida que lo
escuchaba fui comprendiendo que allí había una percepción de lo que era la
canción popular que me daba un norte estético. Él fue la figura central de mi
formación. Yo ni pensaba dedicarme a la música. Pensaba en pintar, escribir,
hacer películas. Cuando lo conocí personalmente, toda esa magia se amplificó.
Las historias son muchas e increíbles. Recientemente pasé cerca de una década
sin verlo. Poco tiempo antes de su muerte, me llamaron él y su hija Bebel para
ir hasta el aparta-hotel donde se encontraba. Me quedé conversando con él hasta
la madrugada. La cosa más increíble es que Zeca fue conmigo y con Paulinha
(esposa de Caetano), de modo que en junio pasado, el día del cumpleaños de
João, Zeca fue invitado a verlo y estuvo de nuevo allá. Es increíble ver cómo
Zeca entró en contacto directo con João al final de su vida. Yo “produje” su último
álbum de estudio. Él me llamó para eso, pero no obedecía en nada lo que le
sugería. Una noche le pidió al técnico Moog Canasio que apagara la grabación y
que dejara la reproducción de su voz con volumen. Moog, muy leal, obedeció.
João declamó un poema de Carlos Drummond de Andrade sobre Mário de Andrade. En
fin. Yo tendría que escribir un libro extenso sobre João Gilberto.
- Desde ‘Abraçaço’,
en 2013, no ha lanzado un álbum inédito. ¿Hay alguno en camino?
-
Para nuestro show hice apenas un funk con Zeca, quien tuvo a cargo la
programación, para que Tom lo bailara. Fuera de eso, hice un samba a petición
de Bethânia para que ella y Zeca Pagodinho lo cantaran en un show que hicieron
juntos, y compuse una canción para Céu, esa cantora paulistana que me gusta
tanto. Céu acaba de grabarla y me la mandó para escucharla. Se llama Pardo.
Haciendo el show con mis hijos, no pensaba para nada en hacer un nuevo disco.
Pero, ahora, desde hace un tiempo, lo estoy considerando. Hay muchos caminos.
Siendo viejo, creo que debo ser capaz de escoger uno.
- ¿Qué es lo que
más le preocupa hoy sobre la situación política y social en Brasil?
-
El riesgo de que perdamos el amor y el entendimiento de la democracia.
¿Dónde y cuándo?
Caetano
Veloso se presentará en el teatro Colsubsidio de Bogotá, el 12 de septiembre.
El 14 estará en Barranquijazz, en el Country Club de Barranquilla; y el 16, en
Medejazz, en el Teatro Metropolitano de Medellín.
JUAN
MARTÍN FIERRO
Especial
para EL TIEMPO
Caetano
Veloso, un regalo de la vida
El músico Caetano Veloso es uno de los más reconocidos de América Latina. Es el autor de canciones como ‘Baby’, ‘Coração vagabundo’ y ‘Festa imodesta, entre otros temas Foto: @Jrfotografart |
Por: Olga Lucía Martínez Ante
06 de septiembre 2019
Santo Amaro de Purificação es la tierra que vio
nacer a Caetano Veloso el 7 de agosto de 1942. Está en el estado de
Bahía, en el centrooccidente de Brasil. Ir es fácil. Veloso nos lleva con su
palabra para sentir cómo fue su vida allá, en un lugar donde “todos nos
mezclábamos”, dice.
“En mi niñez me
gustaba caminar por la orilla del río Subaé o ir en bicicleta por allí. Nuestra
casa no quedaba frente al río, sino a dos calles hacia adentro. A mí me gustaba
vivir allí. Estudié siempre en escuelas públicas. La
gente era en su mayoría negra o mulata clara, como mi familia. Mi
padre, un funcionario de los Correos y Telégrafos, era nítidamente mulato, y mi
madre parecía una mujer de Cachemira, una indiana”, cuenta el músico
en una entrevista con EL TIEMPO poco antes de viajar a Colombia, donde se
presentará en el teatro Colsubsidio de Bogotá (12 de septiembre), así como en
los festivales de jazz de Medellín y Barranquilla.
“Mis padres nunca
peleaban. Almuerzos y cenas eran con toda la familia, siempre, y teníamos que
ir a la misa los domingos. En las fiestas de febrero, para
Nuestra Señora de la Purificación, dábamos vueltas a la enorme plaza en grupos
de amigos o familiares, siempre en una mezcla de negros, mulatos y algunos
blancos. La distribución de las personas en la iglesia no seguía ningún
criterio racial, así que crecí en un mundo mezclado, donde las historias de
racismo que veíamos en las películas americanas parecían monstruosas”, cuenta.
Agrega:
“(aún hoy) si vas a una fiesta de la
Purificación en Santo Amaro, verás escenas como las que describo. Haber crecido
ahí me hizo resistente a reconocer la lucha contra el racismo estructural
brasileño. Tardé en reconocer cosas como la importancia de las cuotas para
universidades, por ejemplo”, dice.
“Veloso
nos lleva con su palabra para sentir
cómo fue su vida allá, en un lugar donde
'todos nos mezclábamos', dice”
Son
las palabras de un hombre que ha sido transgresor en la música y cuyas
canciones emanan libertad. Es la historia de un nacimiento libre, sin racismo
casi hasta los 18 años, cuando dejó su ciudad.
Esto
lleva a entender no solo el género del tropicalismo, del que fue uno de sus
creadores, a finales de los años 60, sino toda su fusión que incluye
bossa-nova, rock, psicodelia, música tradicional de Bahía y fado portugués.
Sin
embargo, para Veloso, “nuestros esfuerzos
fueron más en el sentido de quebrar paradigmas críticos que en crear un sonido
nuevo definido. Claro, hacíamos materialmente obras sonoras. Hay cosas, como la
grabación de Baby por Gal Costa con arreglo de Rogério Duprat, que tienen valor
musical intrínseco, valor que cuenta con su fuerza transformadora del espíritu
crítico de la época, pero que es antes belleza sonora en sí misma. La sola
guitarra de Gilberto Gil es una realidad de esa magnitud. Cuando la toca, está
allí todo lo que ha dicho la bossa nova, que se suma al pasado rítmico de
nuestra historia y el amor crítico por lo que él oía en el rhythm&blues y
el nuevo rock”.
Pero
piensa que, aun así, el tropicalismo no unió a su país. “Cuando explotó, en 1967, causó polémica y alejó a viejos amigos. El
público estudiantil y con más tendencias de izquierda desaprobaba nuestro
interés por el rock y la identificación con la contracultura. Incluso, hubo una
manifestación en la calle contra la guitarra eléctrica. Pero con el tiempo, las
canciones –algunas– ganaron el interés del público menos pretencioso y el apoyo
de poetas, escritores y artistas experimentales”.
“Son
las palabras de un hombre
que ha sido transgresor en la música
y cuyas
canciones emanan libertad.
Es la historia de un nacimiento libre,
sin racismo
casi hasta los 18 años,
cuando dejó su ciudad”
Su
primer disco, editado en 1968, se llama 'Domingo' y en su prolífica carrera hay
muchos trabajos, varios de ellos con João Gilberto, Gilberto Gil y María
Bethânia.
Ahora
viene a Colombia con sus tres hijos: Moreno, Zeca y Tom. “Aunque cada uno es uno, tenemos nuestro timbre familiar. Los adoro y
me encantan con sus diferencias. Me parece que son mejores personas que yo y
que puedan estar cantando conmigo por el mundo es una gloria personal”,
manifiesta.
Libre
a sus 77 años, Caetano Veloso sabe cuáles son sus primeros recuerdos de oír
música: “Mi prima Lindaura cantando
'Último desejo'; mi madre cantando 'Mané fogueteiro' y en la radio la voz de
Vicente Celestino con 'Coração materno'. De lo que duda es de la edad: “Yo
debía tener entre 5 y 7 años”.
14/9/2019 - Barranquilla |
16/9/2019 - Medellín |
Famosos tercermundistas
En un mundo justo, habría otro latinoamericano en
el grupo: el brasileño Caetano Veloso.
Por: Thierry Ways
11 de septiembre 2019
Hace ya algunos años que, por una razón que
explicaré abajo, me hice la siguiente pregunta: ¿cuántos cantantes oriundos de
lo que se solía llamar ‘el tercer mundo’ han sido estrellas globales? Me
refiero a ser famoso famoso: conocido no solo en su país o su espacio
lingüístico, sino en todo el planeta, de Canadá a Kioto y del Congo a Kiev. El
nivel de reconocimiento usualmente reservado para artistas anglosajones y de
unos cuantos países europeos. La fama, digamos, de Michael Jackson o Beyoncé.
El
listado de músicos con más discos vendidos nos aproxima a la respuesta, y
confirma que la ensordecedora mayoría provienen de países anglófonos y, salvo
tres excepciones, ricos. Tres excepciones que responden mi pregunta.
La
primera aparece en los años 70, se trata del jamaiquino Bob Marley. La segunda
es más reciente: la barbadense Rihanna. Ambos, sin embargo, provienen de países
que hacen parte de la Mancomunidad de Naciones encabezada por la corona
británica, así que no sé qué tan exacto sea decir que alguna vez fueron del
tercer mundo o que son, como se dice ahora, del ‘Sur global’. Me quedan mis
dudas.
La
tercera excepción, en cambio, es indudablemente hija de una economía emergente.
Y es la razón de mi interés por el exclusivísimo club de los realmente famosos
oriundos del otrora llamado tercer mundo. Pues se trata de una colombiana: mi
coterránea Shakira. Y son colombianos también dos posibles miembros futuros del
club: los antioqueños J Balvin y Maluma.
“La trayectoria de Caetano Veloso es
difícil de clasificar.
El calificativo más frecuente
para describir esa obra es ‘sofisticada’.
Yo diría que se trata de una obrapara describir esa obra es ‘sofisticada’.
eminentemente antiparroquial.”
En
un mundo justo, habría otro latinoamericano en el grupo de los titanes de la
era fonográfica: el brasileño Caetano Veloso. Pero, mientras que los tres que
mencioné cantan en inglés, Veloso canta principalmente en portugués, lo cual ha
impedido que se lo sitúe internacionalmente, como se lo merece, al lado de
nombres como Bob Dylan o John Lennon.
La
trayectoria de Veloso es difícil de clasificar. Ha grabado música protesta,
baladas románticas, rock psicodélico, composiciones dodecafónicas, temas de
telenovela, rap portugués, covers de Dylan y Hendrix, poemas cantados, sambas,
bossa novas y canciones de carnaval. Ha sido un compositor involuntario de
himnos; varias de sus canciones se volvieron himnos no oficiales de una cosa u
otra: de la región de Bahía (Reconvexo), del Movimiento Tropicalista
(Tropicália), de la década del 60 en Brasil (Alegria, Alegria) y de la ciudad
de São Paulo (Sampa). Sería mucho exigirles a las elementales casillas de los
géneros del pop que acomodasen una obra tan heterogénea.
El
calificativo más frecuente para describir esa obra es ‘sofisticada’, pero yo
usaría otro: alguno que signifique lo opuesto de ‘parroquial’. A falta de una
mejor palabra, me valdré de un prefijo: se trata de una obra eminentemente
antiparroquial. Esa cualidad no consiste, como ocurre con tantos artistas de
éxito colombianos y latinoamericanos, en la imitación de formas extranjeras
–que no es más que una de las manifestaciones de lo parroquial–, sino en la
creación de un estilo y lenguaje propios, arraigados en lo local, pero con una
vocación ecléctica y cosmopolita. Pinta bien tu aldea y serás universal, decía
Tolstói.
Y
perdónenme si a todo le meto política, pero me parece que el antiparroquialismo
es la actitud apropiada para hacerles frente a varios de los males que nos
agobian hoy en día, como el feo nacionalismo que rebrota en varias partes del
mundo, o la estulticia de las campañas para nuestras elecciones de octubre,
repletas de lugares comunes y rencillas aldeanas.
Caetano
Veloso estará en Bogotá, Medellín y el festival Barranquijazz de la Arenosa en
los próximos días. Ojalá tengan la oportunidad de escucharlo. Es una inyección
de antiparroquialismo justo cuando más la necesitamos.
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