Detalles del regreso a Chile de Caetano Veloso
Martes, 13 de mayo de 2014
Inclasificable, como tantos genios de la canción, Caetano
Veloso ha armado una carrera donde se ha dado los lujos que ha querido, siempre
desde la consecuencia con su arte, lo que le ha permitido no sólo seguir activo
luego de décadas de carrera, sino también correr riesgos artísticos, siempre
saliendo airoso.
En 2012, Veloso sacó “Abraçaço“,
su último disco de estudio a la fecha, en tanto que este año lanzó el CD/DVD en
vivo “Multishow Ao Vivo Abraçaço” donde muestra su propuesta en vivo, la misma
que tendremos la oportunidad de ver el próximo 5 de noviembre en el Teatro
Caupolicán, en el regreso del brasileño a Chile tras cuatro años.
Jueves 6 de noviembre de 2014 - Publicado por: Fabián Vargas.
Caetano Veloso brilló en el Teatro Caupolicán
Fotos: AgenciaUno / EFE
Marcelo Callado en batería |
Pedro Sá Ricardo Dias Gomes
06 de Noviembre, 2014 | Espectáculos
Caetano Veloso abraza a
Chile con su bossa nova reinventada
El
público del teatro Caupolicán de Santiago de Chile se vistió de gala para
esperar expectante a Caetano Veloso y su nuevo disco "Abraçaço".
No falló el artista en la traducción escénica de su 'abrazazo' que supuso una comunión perfecta con los asistentes, pues incluso antes de sonar los primeros acordes de "A bossa nova e foda" ya lo esperaban de pie entre aplausos.
Con 72 años y 49 discos editados, el consagrado músico
brasileño sigue sorprendiendo con sus creativas producciones musicales, que si
bien giran siempre en torno a ritmos de la música popular del país carioca,
tienden a mantener una cierta frescura o novedad en la ejecución.
Veloso, sumergió al público en ritmos endiablados con funk melódico, un abraçaço o homem dando pie a que la banda Cé, compuesta por Pedro Sá, Ricardo Días Gomes y Marcelo Callado, mostrase sus credenciales en su terreno.
La joven banda, que con el último álbum ya ha grabado tres temas junto al consagrado artista, merece una mención aparte, pues en el caso de Veloso su música juega un papel principal junto a voz, letra e interpretación.
"Guardo grandes recuerdos de este lugar, es un placer volver a estar aquí Chile", confesó el músico tras las primeras dosis musicales cargadas de euforia que regaló al público.
Tampoco faltaron las canciones más melancólicas del artista, como "Estou triste", casi a capella y con un silencio sepulcral de los asistentes o la emotiva historia de "Um comunista".
Con una guitarra que agonizaba, Veloso contó al público que su cuarto "es el lugar más frío y triste de Río de Janeiro" o que "los comunistas guardaban los sueños", refiriéndose al guerrillero brasileño Carlos Marighella.
El compositor, ganador de cinco Premios Grammy y un Grammy Latino a la persona del año en 2012, tuvo que salir al escenario en tres ocasiones ante la insistencia del público presente por alargar el espectáculo.
Regaló entonces "Tonada de luna llena", único tema interpretado en castellano durante el recital, y "O imperio da lei", recordando por qué su música es representante de Brasil, por su carácter alegre y su ritmo ligero pegadizo.
Caetano Veloso demostró esta noche que tiene licencia para conducir ritmos rápidos de samba, bossa o rock, para transitar a paso lento por la canción melódica o el funk, incluso para mostrar el torso desnudo al público como hizo esta noche primaveral en Santiago de Chile.
Ser considerado por la crítica un artista de la talla de Bob Dylan, Bob Marley, John Lennon o Paul Mc Carney no es un honor fortuito, pues no son los años sino el kilometraje lo que hace de Veloso un artista esencial en directo y aclamado por el público allá donde vaya. EFE
Veloso, sumergió al público en ritmos endiablados con funk melódico, un abraçaço o homem dando pie a que la banda Cé, compuesta por Pedro Sá, Ricardo Días Gomes y Marcelo Callado, mostrase sus credenciales en su terreno.
La joven banda, que con el último álbum ya ha grabado tres temas junto al consagrado artista, merece una mención aparte, pues en el caso de Veloso su música juega un papel principal junto a voz, letra e interpretación.
"Guardo grandes recuerdos de este lugar, es un placer volver a estar aquí Chile", confesó el músico tras las primeras dosis musicales cargadas de euforia que regaló al público.
Tampoco faltaron las canciones más melancólicas del artista, como "Estou triste", casi a capella y con un silencio sepulcral de los asistentes o la emotiva historia de "Um comunista".
Con una guitarra que agonizaba, Veloso contó al público que su cuarto "es el lugar más frío y triste de Río de Janeiro" o que "los comunistas guardaban los sueños", refiriéndose al guerrillero brasileño Carlos Marighella.
El compositor, ganador de cinco Premios Grammy y un Grammy Latino a la persona del año en 2012, tuvo que salir al escenario en tres ocasiones ante la insistencia del público presente por alargar el espectáculo.
Regaló entonces "Tonada de luna llena", único tema interpretado en castellano durante el recital, y "O imperio da lei", recordando por qué su música es representante de Brasil, por su carácter alegre y su ritmo ligero pegadizo.
Caetano Veloso demostró esta noche que tiene licencia para conducir ritmos rápidos de samba, bossa o rock, para transitar a paso lento por la canción melódica o el funk, incluso para mostrar el torso desnudo al público como hizo esta noche primaveral en Santiago de Chile.
Ser considerado por la crítica un artista de la talla de Bob Dylan, Bob Marley, John Lennon o Paul Mc Carney no es un honor fortuito, pues no son los años sino el kilometraje lo que hace de Veloso un artista esencial en directo y aclamado por el público allá donde vaya. EFE
EL MERCURIO
Jueves 06
de noviembre de 2014
Caetano Veloso: Llevar la
contra
"En esta gira, menos es más: las luces son tenues; la escenografía, escasa. Pero la efectividad de cada detalle se amplifica, vale el triple. Ya sea la iluminación roja que honra al revolucionario Carlos Marighella en la preciosa "Um comunista"..."
Andrés Panes
Las reglas se hicieron para que Caetano Veloso las rompa. A
sus 72 años, dedica la minimalista "Quando o galo cantou", en la que
queda solo con su guitarra, a describir la placidez que otorga un encuentro
sexual, cuando la norma dicta que los adultos oculten bajo la alfombra esos
temas pasada cierta edad. Y se burla de la caricatura que olvida el lado
combativo de la bossa nova en la sarcástica "A bossa nova é foda",
una especie de canto a la tirolesa en que una guitarra insistente apaña su
iconoclasta misión: desmitificar a un país entero, a su música y también a si
mismo.
Llevar la contra es su fuente de eterna juventud. Tiene suficiente currículum para justificar un concierto nostálgico, pero lo que menos hace es mirar atrás: la clásica "Baby" es la excepción de un repertorio cargado al disco "Abraçaço", el cierre de una trilogía grabada con Banda Cé, un trío de músicos que podrían ser sus nietos, a los que también reclutó como grupo de apoyo en el disco que produjo para Gal Costa. Juntos, uno detrás del otro, forman la figura de una deidad de la India durante "Um abraçaço", que también implica la ejecución de un rockero solo de guitarra en que el bahiano aprovecha para desplazarse por la tarima del Teatro Caupolicán y acercarse al público que lo recibió con un aplauso cerrado de pie antes de que tocara una sola nota.
En esta gira, menos es más: las luces son tenues; la escenografía, escasa. Pero la efectividad de cada detalle se amplifica, vale el triple. Ya sea la iluminación roja que honra al revolucionario Carlos Marighella en la preciosa "Um comunista", o la oscuridad que acentúa la desolación de "Estou triste", basada en un poema de Gregorio de Mattos, en la que asegura que "el lugar más helado de Río es mi pieza". Claro que Veloso, artista versátil donde los hay, también puede hacer bailar. Para eso están la estridente "Funk melódico", muy acorde a su nombre, o ese maracatú espacial llamado "Parabéns".
Sencillamente grandioso, pero, en perspectiva, apenas la punta de un iceberg que llega hasta el centro de la Tierra.
Llevar la contra es su fuente de eterna juventud. Tiene suficiente currículum para justificar un concierto nostálgico, pero lo que menos hace es mirar atrás: la clásica "Baby" es la excepción de un repertorio cargado al disco "Abraçaço", el cierre de una trilogía grabada con Banda Cé, un trío de músicos que podrían ser sus nietos, a los que también reclutó como grupo de apoyo en el disco que produjo para Gal Costa. Juntos, uno detrás del otro, forman la figura de una deidad de la India durante "Um abraçaço", que también implica la ejecución de un rockero solo de guitarra en que el bahiano aprovecha para desplazarse por la tarima del Teatro Caupolicán y acercarse al público que lo recibió con un aplauso cerrado de pie antes de que tocara una sola nota.
En esta gira, menos es más: las luces son tenues; la escenografía, escasa. Pero la efectividad de cada detalle se amplifica, vale el triple. Ya sea la iluminación roja que honra al revolucionario Carlos Marighella en la preciosa "Um comunista", o la oscuridad que acentúa la desolación de "Estou triste", basada en un poema de Gregorio de Mattos, en la que asegura que "el lugar más helado de Río es mi pieza". Claro que Veloso, artista versátil donde los hay, también puede hacer bailar. Para eso están la estridente "Funk melódico", muy acorde a su nombre, o ese maracatú espacial llamado "Parabéns".
Sencillamente grandioso, pero, en perspectiva, apenas la punta de un iceberg que llega hasta el centro de la Tierra.
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