viernes, 9 de diciembre de 2011

1990 - Revista TABÚ - Entrevista


Revista T A B U
Rio de Janeiro nº 44 ANO IV/Jan 90

Páginas 12, 13 y 14.

VELOSO

DAVID FRANÇA MENDES













Capitulo primero. Donde se habla, entre otras cosas, de Fortaleza, Europa y Bahía. De ángulos insospechados y de la mala escenificación en el cine brasileño. De una injusticia a John Huston y de la rapidez y dulzura de Júlio Bressane. Y donde se cuenta una frase definitiva atribuida a Regina Casé.

CAETANO: Estuve un solo día en el FestRio, en Fortaleza, para ver Os Sermões y el video de Godard, que es deslumbrante. Tiene todo aquello que siempre tuvieron los filmes de Godard: historia del cine.
Solo que esta vez es el tema explícito. El siempre hizo referencias a la historia del cine, con aquella capacidad de crear choques entre imágenes, hacer que una imagen comente a otra. Este video es básicamente eso más con un esmero en la preparación de las imágenes, como fusiones del negro y blanco para color. ¡Nunca vi algo tan lindo! Quedé particularmente emocionado con el final de la primera parte, cuando el presenta una imagen de Alemaha Ano Zero, Rossellini, donde se ve a un chico matándose, la palabra “Europa” y el rostro de Giulietta Masina. Es como si ella estuviese mirando el suicido del chico, y la palabra Europa resaltando el título de Europa 51, cuando la imagen era de Alemanha Ano Zero.

TABU: Usted habló en Fortaleza, de un film llamado O Superoutro.

CAETANO: O Superoutro es un film rico, fuerte, extremadamente estimulante. Por otra parte, yo tengo una ligaçao afectiva muy grande con aquellas imágenes de la Ciudad de Bahía, que es observada de ángulos insospechados. No hay una imagen pobre en aquel film. Es el Meteorango Kid de los anos 80. Un film bien bahiano, con esa capacidad de ser muy sensual de los bahianos, que apareció también en el Tropicalismo en música popular y yo siento una identificación por ese lado. El mismo Navarro, director de Superoutro, me dijo que le gusta mucho Cinema Falado, para inmensa alegría y orgullo de mi parte, porque mi film es mucho más modesto que el de el. O Superoutro actúa no cerne do cinema: un pedazo de out-door que se transforma en otro mensaje, de una forma que revela mucho el panorama urbano de una ciudad brasileña de porte medio, pero que es también una ciudad muy marcante y marcada, como es Salvador. Aquellas imágenes debajo del puente, con unas mendigas, con insinuaciones sexuales… Pensé que aquello fuera documental, me quedó la duda, parece que uno soñó aquello. Es difícil creer que aquello fue encenado en Brasil. Los filmes brasileños son muy mal encenados. En general la cosa no convence. La encenaçao, tanto “realista” cuanto “onírica” o “poética”, termina nao llegando allá, en la mayoría de los casos. Por eso presto homenaje a Memórias do Cárcere, que tiene momentos de excelente encenaçao…. Me estoy acordando de las injusticias que cometí en la lista de los filmes de la década. Con John Huston, por ejemplo: no mencioné Prizzi’s Honnor. Como no mencionar Prizzi’s Honnor? E The Dead!. Fui doblemente injusto con Huston. Y también con dos filmes antagónicos en la selección estética, Sermões e Memórias do Cárcere.

Me gustó mucho trabajar en los filmes de Júlio Bressane porque sus filmaciones son muy rápidas. El es muy dulce y las filmaciones son muy ráridas. Soy fanático de Julinho desde Matou a Família e foi ao Cinema, uno de los mejores filmes que vi en mi vida. Quien me dijo una de las cosas más correctas sobre Julinho fue Regina Casé. Ella no había visto Matou a Família, pero había oído hablar, hasta el día en que vimos juntos el film y al final ella dijo: “Caetano, siempre encontré que Julinho era muy intolerante con el cine brasileño, pero después de ver este film, y pensar que el lo hizo en 1969 y tiene que aturar esos filmes realizados en Brasil después de eso, el no es intolerante, el es muy tolerante! El es demasiado benevolente!”. Yo no hubiera podido decirlo mejor, es exactamente eso lo que encuentro en Julinho. El cine puede tener ese tono, el tono de quien está exactamente en esa posición. Un sujeto que tiene el coraje de mantener esa posición de contramano del sine brasileño que intenta tornarse una industria de diversión mediana, razonablemente respetada, en fin, de intentar todo lo que la Red Globo consiguió ser mucho menos tiempo. Una imagen de Julinho nunca es una cosa meramente primitiva, cuando parece ser. O meramente cerebral, cuando parece ser. Es difícil captar el lugar del autor Julinho.

Capitulo segundo, en el cual se pregunta si un film puede parecerse a la letra de ciertas canciones habladas. Y también cuando se habla de nuevo de rapidez. De falta de dinero y de la necesaria compensación por la destreza. De ser o no redondo. De un libro de Cabrera Infante y del programa de Jô Soares. De los finales de Godard y banderas negras y banderas rojas. Y Pasolini.

CAETANO: No hice música para O Cinema Falado. Ni canción, ni banda sonora. Utilicé los más diversos tipos de música, de John Lage a Emilinha Borba, de Smétak a Varese. Pero no compuse. Y creo si, que el filme se parece a mis canciones, sobre todo con “Ele me deu um beijo na Boca”. Se parece a esa línea de canciones habladas, como “Estrangeiro”. Pero por el tema más con “Ele me deu um beijo na Boca”. “Estrangeiro” tiene a Brasil como tema, una visión de Brasil a través de la imagen de la Bahía de Guanabara. Ese no es el centro de Cinema Falado, sin embargo, Brasil está allí también. El filme es una conversación más o menos sin comienzo ni fin, recorte de una larga conversación sobre dimensión existencial, filosofía, sexo, sociedad moderna. Antes de presentar el filme había escrito algo así como un release corto en el cual decía que Cinema Falado no es propiamente un filme, sino “un ensayo de ensayos de filmes posibles para mi y para otros”.
Cinema Falado fue realizado muy rápidamente. Escribí todo de una sola vez. Filmé exactamente lo que escribí y monté exactamente lo que filmé. Há o joguei nada fora, Podría hasta haber jogado, para dejar al film un poco más “redondo”. Pero no quise hacer eso. Preferí mismo ser más “redondo”. Jabor me dijo que el film parecía Araçá Azul. Bárbaro. Pero creo que no parece tanto así. Araçá Azul era más amateur que el filme, que está un poco más caprichado. Cuando hice Araçá Azul no sabía trabajar en estudio y en el film tuve la ayuda de Dodô Brandão, de Bruninho Wainer, y sobre todo de la destreza de Pedrinho Farkas, que hizo bellas imágenes a pesar de no haber repetición de planos, en un tiempo record (21 días, sacando los feriados quedan unos 17), con viaje a Salvador,  y sin dinero. Avisé a todos: no hay plata, no se puede filmar tres, cuatro veces, a menos que alguien se haya equivocado, que no haya forma de solucionarlo. Y pocas cosas debieron ser repetidas. Tengo orgullo de la escena en que Hamilton Vaz Pereira dice un largo trecho de Grade Sertão: Veredas, que fue realizado de una única vez.
Mas mi film no es muy difícil. No es como un film de Julinho, en que muchas cosas serias respecto del cine están en juego en cada plano. Mi film es medio un programa de TV. Podía ser el programa de Jô Soares. Si Regina cuenta aquella historia de Fidel en el programa es lo mismo que en el film, vi entrevistas en el programa de Jô Soares que eran tan graciosas cuanto aquello. Cinema Falado fue influenciado, en la estructura, por “Três Tristes Tigres”, de Cabrera Infante, que es una novela que no es novela, son cosas escritas, falaçoes. Fue una de mis aspiraciones, ese libro que es oral, son monólogos yuxtapuestos, que dan el panorama de algo. Porque, al mismo tiempo, todas aquellas cosas en el filme están ínter ligadas. Cosas que se hablan aquí y van  a ser respondidas mas adelante. No es una mera colocación de trechos de programas de TV.
Iba  desbragadamente al cine, cuando vivía en Bahía. Veia dos o tres filmes por dia. Hoy voy al cine menos de lo que deseo, pero asimismo voy con cierta frecuencia. Y veo cine en video. Reveo los filmes que me gustan en video. Me gusta tener los filmes que me gustan, no los alquilo. Tengo Noites de Cabíria (robado a alguien, pero algún día lo voy a devolver, prometo), el mejor filme de Fellini, para mi uno de los mejores filmes del mundo. Tengo La Strada, Limite, Vidas Secas, O Bandido da Luz Vermelha… Sansão e Dalila, de donde saqué un diálogo entero de Cinema Falado, aquel diálogo en que Dedé y Felipe hablan en portugués con leyendas en inglés y de fondo el tema de Sansão e Dalila cantado por Emilinha Borba.

Me gusta aquello, me parece que recuerda aquellos filmes de Bressane, Sganzerla, con Maria Gladys… ¡Tengo Rocco e seus Irmãos! ¡Me esforcé años! ¡Años!

Es uno de los que adoro más. Ah, claro, tengo Je Vous Salue Marie, que ya vi más de mil veces. Encuentro que Prénom Carmen, es muy bonita mas me entusiasmó menos que Marie. Pero también es óptimo. Aquel tema musical en que se ve a la orquesta de cuerdas tocando Beethoven, la banda sonora tocada frente al espectador. El final es lindo, el protagonista diciendo “cela s’appelle l’aurore”, título de un filme de Buñuel. Tan bonita aquella mañana. Godard es el rey de los cierres de oro.
Quien puede olvidar el final de One Plus One, una bandera negra y otra roja subiendo en grúa junto con las cámaras y los actores y los asistentes corriendo, una escena de filmación con una bandera negra y otra roja atada a las grúas. Aquello toma una velocidad tan bonita, que acelera el corazón. Quiero filmar otras películas para intentar alcanzar aquello que es lindo en el cine: la fluencia poética de las imágenes que dicen mucho, que tienen mucho que ver con el pensamiento. Eso se puede ver mucho en Godard, mucho en Orson Welles. Y muy poco en Pasolini. Pasolini en verdad, no sabía filmar, no sabía cambiar de lente. Mi película le debe mucho más a Pasolini y a su ineptitud que a la destreza deslumbrante de un Godard o de un Welles, que son como el cantar de Djavan, como Ella Fitzgerald improvisando, un flujo exuberante, cosas que no se encuentran fácilmente en Buñuel y nunca en Pasolini.

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