Compositor: Astor Piazzolla
(1921/1992)
sobre poema de Jorge Luis Borges (1899/1986)
¿Dónde estarán? pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer, pudiera
ser el Hoy, el Aún, y el Todavía.
¿Dónde estarán? (repito) el malevaje
que fundó en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones
la secta del cuchillo y del coraje?
¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?
Los busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de Los Corrales y de Balvanera.
¿Qué oscuros callejones o qué yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?
¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano, el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualo los tantos?
Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
Una canción de gesta se ha perdido
entre sórdidas noticias policiales.
Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.
Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.
En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.
Gira en el hueco la amarilla rueda
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda,
en un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.
En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra.
(Detrás de las paredes recelosas
el Sur guarda un puñal y una guitarra.)
Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,
que solo es tiempo. El Tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
el recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio.
1997 – GIDON
KREMER
Participación: CAETANO VELOSO
/ 6:50
Álbum “Astor Piazzolla – El Tango”
Nonesuch CD NNS 79462-2, Track 5.
Participación: CAETANO VELOSO
/ 6:50
Álbum “Astor Piazzolla – El Tango”
Nonesuch CD NNS 79462-2, Track 5.
São
Paulo, sábado, 22 de novembro de 1997
Sai homenagem extravagante a Piazzolla
ARTHUR NESTROVSKI
ESPECIAL PARA A FOLHA
A
Letônia não é exatamente o país do tango, nem a Noruega a pátria do
"bandoneón". Some-se Áustria (contrabaixo) e Rússia (piano) e o
resultado é o mais extravagante conjunto de tango jamais formado, para
homenagear a obra de Astor Piazzolla (1921-1992).
Sob
o comando do violinista Gidon Kremer e valendo-se ainda do duo Assad de
violões, mais os "recitantes" Caetano Veloso e Milva, o Astor Quartet
lançou recentemente o CD "Astor Piazzolla: El Tango", que chega agora
às lojas brasileiras.
São
oito tangos de Piazzolla, além de "Los Mareados" de Juan Carlos
Cobian e dos quase tangos, ou não tangos, "My Happiness" e
"Instead of a Tango", respectivamente de Leonid Desyatnikov e Giya
Kancheli (nomes fantásticos que mais parecem invenções de Jorge Luís Borges). O
resultado final é menos extravagante do que tímido: mais uma vontade de tango
do que a coisa em si.
O
interesse recente pelo tango entre os músicos "sérios" já deu outros
frutos mais saborosos, como o CD dos pianistas Emanuel Ax e Pablo Ziegler
(Sony) e o lindo "Mi Buenos Aires Querido", de Daniel Barenboim
(Teldec). O projeto de Gidon Kremer é tão entusiasmado e simpático que dá pena
falar mal do disco; mas não dá mesmo para falar muito bem.
Até
o seu violino soa fora de estilo em tangos luminosos como "Revirado"
ou "Decarissimo" e a combinação com o bandoneón de Per Arne Glorvigen
em "Los Mareados" faz de Buenos Aires a capital folclórica de uma
província nórdica. Afinação impecável, todas as notas no lugar, silêncios bem
construídos, cuidado extremo com os detalhes: nada disso é o bastante para a
música chegar àquelas alturas de sentimentalidade e verdade, sem o que os
tangos de Piazzolla soam simplesmente repetitivos, falsos, pretensiosos.
Caetano
Veloso recita o poema "El Tango", de Borges, num registro teatral,
mas discreto, que contrasta com o pano de fundo nada borgesiano da música.
Já a cantora Milva
faz exatamente o oposto: agarra-se ao kitsch para energizar o "Preludio
para el Año 3001", que Amelita Baltar já cantava no limite do
esteticamente digno. A maior parte do CD, felizmente, não envolve canto e
serve, no mínimo (no máximo?), como outra luz projetada sobre a música do maior
compositor médio da Argentina. (Dizer, como Kremer no encarte, que a obra de
Piazzolla "oferece um exemplo perfeito de como a música contemporânea pode
ser profunda" não é só uma frase mal escrita, mas espantosamente
inapropriada para um músico desse quilate. Promove Piazzola a outro mundo, que
não é o seu e onde não resiste às comparações.)
Borges, Jorge Luis, El otro, el mismo, Buenos Aires, Emecé,
1969, 1ra. edición.
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