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G1: Vocês acabaram de lançar um DVD do show. Mas e
sobre seus projetos solos? Quando teremos um novo disco?
Caetano
Veloso: No
momento estou focado no show com meus filhos. Para mim, é a coisa mais linda do
mundo. O que quer que eu faça em seguida terá algo nascido dessa experiência. A
única canção que compus em dois anos foi o samba que fala de Xerém e Santo
Amaro para o show de Bethânia e Zeca Pagodinho. Depois eu penso em novo disco.
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[Entrevista
Marília
Neves, G1, 23/05/2018]
Caetano:
"Nunca entregué un disco o una
canción satisfecho con lo conseguido"
MATÍAS AYERZA
30 de septiembre de 2019
Caetano Veloso nunca se consideró un buen músico. Aunque parezca una modestia sospechosa -por qué no, una aberración- es la mirada sincera de un artista que desde joven se perfiló como intelectual y se inició en la crítica de cine, un arte que siempre amó y que fue elemental para la construcción de su personalidad artística (hasta se dio el gusto de dirigir O Cinema Falado, la película experimental estrenada en 1986). La música, en cambio, fue una bifurcación espontánea que le permitió poner en práctica sus ideas vanguardistas y, casi sin buscarlo, hacerse masivo.
A fines de los sesenta, el bahiano fue clave para el surgimiento del tropicalismo, un género que liberó a la música popular brasileña del encierro que impuso la bossa nova. Aquella corriente se atrevió a diferenciarse de caciques como João Gilberto y Tom Jobim al incorporar elementos del rock y la psicodelia. Junto a colegas como Gilberto Gil, Gal Costa, Tom Zé o Rita Lee, Veloso fue el portavoz latinoamericano de una generación occidental dispuesta a normalizar la libertad creativa, a romper todo y empezar de nuevo. Su influencia salpicó incluso a la música anglosajona, a nombres como David Byrne, Peter Gabriel o Kurt Cobain.
Caetano con sus hijos: Tom, Zeca y Moreno Veloso |
La principal diferencia del tropicalismo respecto de su género antecesor fue que no contaba con una característica formal definida. "Siempre tuve deseos de ampliar el repertorio de posibilidades sonoras dentro del campo de la creación de música popular en Brasil", dijo Caetano en un artículo para el diario Jornal do Brasil, en 1977. Cuarenta y dos años después, en diálogo con LA NACIÓN, lo reafirma: "El tropicalismo cambió las reglas de la crítica y generó un ambiente diferente de aquel que encontró".
Mucho de ese poder creativo fue motorizado por un desapego a todo lo que representara una estructura. Sin embargo, según Veloso, la vara que el tropicalismo puso para el arte corre riesgo de caerse debido a la actualidad política de Brasil. "La hostilidad del gobierno para con la educación y la producción de cine intensifica la antipatía de los artistas", dice, y considera que la urgencia demanda atender batallas más elementales: "Una lucha más vital sería defender la racionalidad", opina.
Tal vez de manera inconsciente, la última creación del bahiano corre en este sentido: Ofertório puede ser interpretado como un gesto de unidad y armonía en medio de un clima adverso. El proyecto nació en 2017 después de una serie de presentaciones modestas en Río de Janeiro y San Pablo, que concluyeron en la grabación de un álbum en vivo en el teatro NET. El disco -titulado en homenaje a la canción que Veloso le dedicó a su madre- contiene canciones clásicas como "O Leãozinho" -en este caso, interpretada por Moreno-, "Alegria, Alegria" y "O Seu Amor" -grabada originalmente junto al supergrupo Doces Bárbaros. Pero también hay lugar para temas compuestos por sus hijos. Incluso por Zeca, que con 25 años encontró el contexto ideal para debutar en la composición: es quien firma y canta en "Todo Homen", uno de los picos altos del disco, que deslumbró al propio Caetano con su voz en falsete agudo.
- Usted dijo una vez que la excusa para la
creación de Ofertório era mantener a la familia unida. ¿Se produjo un
fortalecimiento de los vínculos con sus hijos a partir del proyecto?
- Como tenemos que viajar y actuar sobre el escenario juntos, los tengo
cerca por más tiempo. Y hay más conversaciones entre ellos que antes. Los
vínculos están más fuertes. Pero también, al volver a Río, ellos buscan
entregarse más a sus vidas adultas, a sus novias y amigos, en el caso de Zeca y
Tom, o a su mujer e hijos, en el caso de Moreno. Los veo menos aquí que antes.
Pero considero eso una forma de fortalecimiento de las relaciones: la
transición para la independencia es más completa.
- ¿Cuál es la interpretación que
más le sorprendió de ellos y por qué?
- La sorpresa más grande vino antes de que empezáramos con el show: Zeca
con su "Todo Homem", la canción y la voz. Y en la noche del estreno,
el baile de Tom para el funk carioca "Alexandrino": me habían dicho
que él bailaba como los chicos de las favelas de Río pero yo nunca lo había
visto. Cuando le dije que había compuesto un funk para que él bailara, me dijo
que no lo haría. Así que lo vi por primera vez en el concierto de estreno.
- ¿Qué criterios utilizaron para la elección del repertorio?
- Fue todo muy orgánico. En nuestro primer encuentro para decidir el
repertorio, Tom sugirió que cantáramos la canción de Gilberto Gil, "O Seu
Amor", abriendo voces como hicimos Gil, Bethânia, Gal y yo en Doces Bárbaros, en los años setenta.
Yo le pedí a Moreno que cantara "Um Passo à Frente". Todos estábamos
seguros de que Zeca cantaría "Todo Homem". También las colaboraciones
que yo había hecho con Moreno irían seguro. Y luego pensamos en canciones que
hablaban de mi madre, mi padre y mi casa en Santo Amaro.
- Las condiciones en que surgió el tropicalismo fueron especiales porque,
en cierta medida, la época proponía ese tipo de revelaciones en la cultura
popular. ¿Considera que el tropicalismo fue el movimiento artístico que mayor
ruptura generó en el arte latinoamericano durante aquellos años?
- No estoy suficientemente informado sobre todos los movimientos artísticos
latinoamericanos como para poder compararlos con el poder de ruptura del
tropicalismo. En Brasil, la canción popular tiene por tradición una gran fuerza
social. El tropicalismo cambió las reglas críticas y generó un ambiente
diferente de aquel que encontró. La palabra "tropicália", que dio
nombre al fenómeno, se debe al artista plástico Hélio Oiticia y a su obra. La
orientación de mis inquietudes vino de la visión de la película Terra em Transe, de Glauber Rocha. Y
la confirmación de mis elecciones estéticas llegó con la puesta en escena de la
obra O Rei da Vela, de Oswald
de Andrade, por el grupo Teatro Oficina, liderado por José Celso Marinez Correa.
Pero lo que dio visibilidad a la aventura tropicalista fue la música popular.
- ¿Qué otros movimientos similares
en países de la región lo inspiraron en sus inicios?
- Sabíamos, en 1966, de la existencia de la nueva trova cubana o de la
canción de protesta chilena, pero nada que fuera una apropiación de los
fenómenos subversivos desde dentro de la cultura de masas en países
hispanoamericanos, como se daba naturalmente con los Beatles o conscientemente
con Bob Dylan. La fuerza que venía de esos países estaba en su tradición: el
bolero mexicano, el tango argentino, la salsa cubana, la guarania paraguaya, o
en sus experimentaciones refinadas y elitistas como Astor Piazzolla, que más o
menos correspondía a lo que había sido la bossa nova de Jobim y João Gilberto.
Descubrí a Bola de Nieve y a Chabuca Granda y me apasioné con ellos cuando ya
todos los discos tropicalistas habían salido.
- En su extensa conferencia pronunciada en el Museo de Arte Moderno de Río
de Janeiro en 1993 dijo que los discos del tropicalismo -sobre todo los suyos-
son "de un amateurismo imperdonable". ¿Sigue opinando lo mismo? ¿Está
disconforme con la forma en cómo maduró su obra musical?
- Nunca entregué un disco o una canción satisfecho con lo conseguido.
Entrego resignado. Hoy veo que hay cosas, como algunas grabaciones del disco Tropicália, o canciones como
"Baby" y "Enquanto seu lobo não vem", que no suenan tan
amateur. O las cosas de Rogério Duprat y Os Mutantes. De todos modos, mucho del
amateurismo de nuestras grabaciones ya no me parece imperdonable.
- En esa
misma conferencia, comenzó refiriendo a Jorge Luis Borges y a su idea de que
los argentinos y los brasileños no creemos en el Estado porque representa algo
abstracto, y en cambio solo concebimos relaciones personales. Antes de ser
arrestado, Lula da Silva era favorito para ganar las últimas elecciones
presidenciales en las que finalmente triunfó Jair Bolsonaro. ¿Cree que esta
contradicción ilustra aquella idea esbozada por usted? ¿Cómo explica semejante
vuelco en la manifestación popular?
- Hay muchos
factores a tener en cuenta. Es todo muy complejo. Del estado histórico en que
se encuentra la tradición populista al crecimiento de las redes sociales en
internet (y su manipulación por estrategas de extrema derecha), pasando por la
revelación de un amplio ejercicio de corrupción en los gobiernos del PT..., hay
un arcoiris de razones para el vuelco. La descripción del argentino hecha por
Borges -que coincide perfectamente con la del brasileño hecha por el
historiador Sergio Buarque de Hollanda en su obra maestra, Raízes do Brasil- tiene algo, sino mucho, que ver con el populismo:
el personalismo, la superioridad jerárquica de la amistad sobre la leyes y las
estructuras abstractas que soportan la sociedad y el Estado de Derecho tienen
un papel esencial en la formación del populismo.
- Usted
siempre sostuvo que el tropicalismo buscaba faltarle el respeto a la
racionalidad. ¿Considera que actualmente están dadas las condiciones para que
surjan movimientos artísticos latinoamericanos que profesen ese tipo de
ideales?
- Ahora me parece que una lucha más vital sería
defender la racionalidad.
- ¿Cree que
el avance de la extrema derecha puede provocar una reacción positiva en el arte
a nivel creativo? ¿Qué está ocurriendo en Brasil en ese sentido?
- Bueno, hay una oposición natural entre el
nuevo gobierno y la clase artística, lo que no impide la existencia de
artistas, sobre todo de la música popular, que se hayan identificado con la
mistificación del militar que ahora es presidente. Por un lado, están los
artistas comerciales que tienden a acercarse de los poderosos, principalmente
los de áreas rurales, identificados con el agronegocio. Y por otra parte,
algunos viejos rockeros que quieren parecer originales, exhibiendo discordancia
con lo que sienten como mero intelectualismo de los que apoyan ideas
progresistas. Pero la hostilidad del gobierno para con la educación y la
producción de cine (además de su demagógica e insistente lucha contra leyes que
permiten incentivos a obras teatrales) intensifica la antipatía de los artistas
con el poder oficial. Sin hablar de la cuestión ambiental: hasta los pocos
artistas que apoyan ideas de derecha no soportan la agresión a la Amazonia.
Seguimos haciendo canciones y filmes. Por ejemplo, una canción de carnaval,
escrita y grabada por Daniela Mercury para el carnaval de Bahía (y que tuvo
gran éxito) recibió respuesta agresiva y algo tonta del presidente en sus redes
sociales.
- ¿Podría
darnos su opinión sobre lo que está sucediendo en la Amazonia? ¿Qué
consecuencias podría haber si continúan los incendios con esta intensidad?
- Los incendios en Amazonia acontecen todos los
años en el período seco. En general son provocados por humanos y se expanden
con facilidad porque la flora es muy húmeda. Las quemas se hacen para preparar
la tierra para la cría de ganado o para la agricultura. El número de quemas e
incendios bajó mucho a partir de 2005, hasta que retomó su crecimiento después
de 2014. En 2019, en pocos meses, creció rapidamente, en línea con el
pensamiento del gobierno, que se muestra escéptico frente al calentamiento
global y agresivo contra los ambientalistas. Es más fácil que las quemas
resulten en incendios en áreas desmatadas. Hoy deberíamos trabajar con cero
destrucción de la flora. En 1998, el nivel destructivo era altísimo. Años
después, bajó mucho gracias a las políticas proteccionistas. Por ahora no
volvimos a los niveles de fines del siglo 20, pero deberíamos lograr cero
destrucción de las matas. Es bueno que haya una reacción nacional e
internacional para que fuerce al gobierno brasileño a bajar su tono
negacionista.
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