lunes, 23 de septiembre de 2019

2016 - NINGUÉM VIU


Compositores: Moreno Veloso e Quito Ribeiro

Tanta proposta
Cravada na pedra
Tanta desculpa
Perdida na chuva

Ninguém viu o ouro
Saindo do fogo
Que canta ainda
Mais tarde o sol vem

Carta-resposta
Guardada no muro
Pede desculpa
Sem jeito, partida

Ninguém viu o outro
Saindo do fogo
Que vibra ainda
Só querendo aquecer






2018 – CAETANO VELOSO / MORENO VELOSO / ZECA VELOSO / TOM VELOSO
Álbum “Ofertório – ao vivo”
CAETANO MORENO ZECA TOM VELOSO
Gravado no Theatro NET São Paulo no dia 27 de outubro de 2017.
Uns Produções Artísticas Ltda., sob licença exclusiva de Universal Music International
DVD 060256745963, Track 20.













CLARIN

Crítica: Buena
“Una novia de Shanghai”: Misión fantasmal
Una historia simpática y sencilla, con la impactante Shanghai como telón de fondo.
Una novia de Shanghai. Una película argentina con actores chinos
28/09/2016
GASPAR ZIMERMAN
¿Una película argentina filmada enteramente en Shanghai y protagonizada por actores chinos? Sí: Mauro Andrizzi lo hizo. El director de Iraqi Short Films (2008), un particular documental sobre la guerra en Irak con imágenes grabadas con celulares, vuelve a destacarse por su originalidad. Esta vez, con una comedia de ribetes fantásticos que cuenta las aventuras de dos buscavidas, mezcla de vagabundos y carteristas, que deben robar un ataúd con los restos de una mujer y enviarlo a un pueblo para que sea enterrado junto a su amado. El detalle es que quien les encarga esta misión no es otro que el fantasma del amante muerto.

La historia está basada en una antigua tradición que en China se conoce como minghun o “matrimonio fantasma”, que consiste en enterrar a hombres y mujeres juntos –aunque en vida no hayan sido pareja- para que no estén solos en el más allá y, sobre todo, cumplir con cuestiones de status social. Aunque fue perseguida, esta práctica todavía persiste y es uno más de los contrastes de una China en la que costumbres milenarias conviven con un desarrollo tecnológico y científico imparable.

Andrizzi explota esa contradicción y la aprovecha para darle una escenografía fantástica a su poco pretenciosa historia. En Shanghai conviven edificios propios de Blade Runner con puestitos callejeros en los que se rostizan animales a cielo abierto: ese asombroso paisaje sirve de telón de fondo para las andanzas de estos dos haraganes, que –al estilo de Siete cajas, pero sin persecuciones de por medio- se desplazan de un lado a otro con el precario cajón de la muerta.

La música de Moreno Veloso y Daniel Melingo justifica su lugar de privilegio en los afiches: sus temas le agregan una contradicción auditiva a ese contraste visual, a la vez que refuerzan la liviandad de esos dos tiros al aire, tan sencillos y simpáticos como la película.

"Una novia de Shanghai"
Buena
Comedia. Argentina-China, 2016.
SAM 13, 70’.
De: Mauro Andrizzi.
Con: Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han, Lorena Damonte. 
Salas: Gaumont, ArteMultiplex y otros.







ESTRENOS
Un trip extravagante
Una reseña de la película Una novia de Shangái (2016), de Mauro Andrizzi. 
Estreno jueves 29 de septiembre.


Diego De Angelis

Jueves 29 de septiembre de 2016



Ya sea por su intrínseca extravagancia, por su peculiaridad, o sencillamente por su distancia geográfica y sobre todo cultural, a primera vista Shangái es, desde la perspectiva del visitante circunstancial, una ciudad fantástica. Una ciudad ya de por sí dispuesta a sucesos extraños, a historias imposibles. Cómo acercarse entonces a ella, cómo capturar cinematográficamente, sin pretensiones de grandilocuencia, el halo de irrealidad que la envuelve. Cómo, en definitiva, realizar una película sobre una ciudad irreal. Una posibilidad podría ser contar lo que el cine buscó contar siempre, desde el principio: historias de fantasmas.
Una secuencia de preguntas que Una novia de Shangái  (2016), la nueva película de Mauro Andrizzi, pareciera conservar como principio organizador de sus operaciones. El film intentará explorar la irrealidad que la mítica ciudad china exhibe sin perder de vista en ningún momento la desenvoltura y la libertad que suelen definir a una mirada ajena. Desenvoltura y libertad en la puesta en escena, en la versatilidad que ostenta su proceder formal. Hay desde el inicio del film una correspondencia entre su propuesta y el contexto urbano donde sucede. Andrizzi trabajará en la configuración de un universo muy particular que se revelará fundamentalmente en el encuentro entre la modernidad de una ciudad y la más añeja de sus tradiciones.
El film presentará como anticipo una vieja costumbre sentimental del siglo XVII que aún persiste en China: los “casamientos fantasmas”. Una forma de matrimonio donde, a partir del entierro conjunto de cuerpos, los amantes podrán perpetuar su amor ad infinitum y acompañarse durante el viaje al más allá. De eso tratará precisamente la historia. Dos ladrones de poca monta -un tal Hugo, un tal Johnny-, dos vagos, dos tipos de la calle sin domicilio ni familia, dos eternos perdedores, serán convocados una noche por un fantasma enamorado que busca unirse con la mujer con quien mantuvo en el pasado un romance secreto. Con la promesa de una cuantiosa suma de dinero, Hugo y Johnny deberán meterse en el cementerio y llevar el cuerpo de la mujer hacia el puerto, para que pueda ser trasladado hacia el pueblo del fantasma.
Así comenzará un derrotero a través de las calles de Shanghái. Con el ataúd a cuestas, Hugo y Johnny recorrerán diferentes partes de la ciudad: el mercado, la autopista, el puerto, la noche. Se cruzarán con extraños personajes que ayudarán a los protagonistas en su infrecuente aventura urbana. Una trayectoria puntuada por breves apariciones en off del fantasma enamorado, quien recitará con pasión sus cartas de amor. Pero también por las esporádicas ensoñaciones de los protagonistas, fantasías de un golpe de suerte que les permita a los vagabundos escapar de su pringosa realidad y viajar hacia una imaginaria Latinoamérica. Su travesía estará acompañada por la música de Moreno Veloso y Daniel Melingo. Hermosas canciones que terminarán por delinear una sensibilidad especial para una ciudad romántica y misteriosa.
Una novia de Shangái es una película encantadora. Un trip extravagante. Un viaje por territorio desconocido que preservará justamente aquello que no suele preservarse y que resulta decisivo: una mirada extranjera que sea capaz de imaginar nuevas historias. Historias imposibles. Filmar con esa convicción y dejarse llevar.
Una novia de Shangái (2016)
Reparto: Lorena Damonte, Jiao Jian, Hu Chen-gwei, Sun Yu-han.
FICHA TECNICA
Dirección: Mauro Andrizzi
Guion: Mauro Andrizzi
Fotografía: Yao Zi-long
Música: Moreno Veloso & Daniel Melingo
Año: 2016 | Argentina-China





EL PAÍS

Buenos Aires 1 de octubre de 2016

RAMIRO BARREIRO


‘Una novia en Shangai’ hace realidad un mito chino de la muerte

La película que dirige Mauro Andrizzi es una coproducción entre el país asiático y Argentina


Una escena del film en un cementerio de Shanghai

Hay muy pocas cosas en común entre China y Argentina, pero hay una a la que ninguna cultura puede escapar: la muerte. Es el tema siempre presente en Una novia en Shangai, el cuarto largometraje del director argentino Mauro Andrizzi (debutó con Mono, en 2007). La película surgió gracias a una invitación que recibió el realizador para pasar seis meses en el Peace Hotel, un histórico en el corazón de esa ciudad.

Mauro, que nació en Mar del Plata (a 404 kilómetros de Buenos Aires) y solo tiene al inglés como idioma alternativo, se puso a estudiar chino para poder pedir una cerveza en un bar al finalizar las jornadas de rodaje. Solo para eso le sirvió lo aprendido.
“Estuve cuatro meses armando la preproducción”, cuenta Andrizzi a EL PAÍS.

“Caminábamos buscando dónde íbamos a filmar y para contratar al equipo técnico sin conocer el idioma ni la cultura. La intención fue mostrar todo ese trabajo urbano y eso le da una impronta de realismo a la película en medio de una historia fantástica. Usamos una traductora tanto para comunicarnos con los actores como con parte de la producción y los técnicos”. “Fue muy surreal, pensaba que estaba filmando en Marte”, recuerda el director.

Una novia en Shangai cuenta la historia de dos estafadores callejeros a los que los asalta un delirio místico: en un derruido hotel de pasajeros se les aparece el espíritu de un hombre que mantuvo un amor prohibido con Xin Xin. La mujer murió y fue enterrada junto a su esposo. El dolor que ha sufrido el amante no terminó con su propio deceso y por eso, desde el más allá, le pide un gran favor al par de maleantes.

La misión es que profanen el féretro de Xin Xin y crucen la ciudad para depositarlo en un barco que viaja al pueblo natal del muerto. Allí, un amigo se encargará de enterrarla junto a él, tal como indica la tradición del siglo XVII que refiere a los casamientos fantasma. La recompensa por la empresa, teniendo en cuenta que el robo y tráfico de cadáveres en China puede ser penado con prisión perpetua, es de 200.000 yuanes (30.000 dólares) que están enterrados en una playa de Shangai.

Durante buena parte del film, que dura poco más de 70 minutos, se puede apreciar el ritmo y colorido de una de las ciudades que más crecieron en la última década en el mundo. La película se convierte por momentos en una reseña sobre Shangai que podría envidiar Woody Allen. Todos los diálogos están en chino mandarín, subtitulados al español, y el registro sonoro se enriquece por el aporte de dos grandes músicos sudamericanos, como son el brasileño Moreno Veloso (hijo de Caetano Veloso) y el argentino Daniel Melingo, un referente del tango callejero. No obstante, la marcada presencia de los artistas hace que el largometraje abuse un poco del formato clip musical.

Llevando un féretro por las calles más transitadas de China, Andrizzi recuerda: “Todo el tiempo nos paraban y el tema de la muerte es muy tabú. Nos decían que nos podía traer mala suerte estar con un cajón en la calle y cuando queríamos descansar con el equipo, no nos querían atender en los restaurantes o nos pedían que lo dejáramos fuera. Los chinos ni siquiera quieren decir ‘muerte’ y esa controversia era un poco el espíritu de la película: tener a dos personas llevando un ataúd en una ciudad tan populosa”.

Mauro Andrizzi vive en Buenos Aires desde hace varios años. “Vine a estudiar a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Me recibí en 2000 y empecé a trabajar en el festival de cine de Mar del Plata como seleccionador de películas, pero desde Buenos Aires. Después de haber visto tanto cine y trabajar con tantos directores me dieron muchas ganas de empezar a hacer cine yo mismo y en 2007 estrené Mono; en 2008 Iraquí Short Films; En el Futuro en 2010 y Accidentes gloriosos en 2011. Tuve un hijo en diciembre que se llama León y mi intención es volver a desarrollar algo en 2017. Tengo pensado un policial para televisión”, finaliza.



3/10/2016

Crítica: Una novia de Shanghai (2016), de Mauro Andrizzi

Por Guillermo Colantonio


Una novia de Shanghai (Argentina / China – 2016)
Dirección y Guion: Mauro Andrizzi
Fotografía: Yao Zi-long
Música: Moreno Veloso y Daniel Melingo
Edición: Francisco Vázquez Murillo
Dirección de arte: Wang Jing-Ping
Intérpretes: Lorena Damonte, Jiao Jian, Hu Chen-gwei y Sun Yu-han
Duración: 70 minutos.

Hay películas decididamente hechas para festivales. Se ha convertido en un clisé y no está bien ni mal. Una novia en Shangai asume riesgos y gestos propios de ese circuito, sin embargo, se destaca en una diferencia fundamental con respecto a cierto discurso visible sostenido en la corrección política de obediencia hacia miradas eurocentristas: goza de libertad y de una extraña locura. Si el desconcierto es una virtud frente a tanto cine encorsetado en planos reconocibles y monótonos, la película de Mauro Andrizzi barre con cualquier expectativa. Lo suyo es el desenfado, el no temer al ridículo, confiar en la comedia como género (infrecuente en los círculos de los que hablamos) y apostar por una estética kitsch. Además de ser impredecible. Si hay un signo a destacar en el armado de la historia y en el montaje elegido es la desobediencia a una lógica de espera hacia zonas cómodas o previsibles. Tal es así que los protagonistas pueden conseguir unos mangos para pagar un hotel y pasar una noche decente, y al minuto escuchar la voz desde el más allá donde un espíritu les encomendará una misión. Y esto es porque, lejos de utilizar la convención de filmar necesariamente problemas sociales y políticos de China desde un apunte documental trillado, el director apuesta por cruzar registros sin perder de vista a los personajes envueltos en un lindo disparate. Y la cosa funciona.

Uno de los cortos más logrados de la primera etapa de Polanski se denomina Dos hombres y un armario (1958) Se trata de un ejercicio surrealista con referencias al gordo y el flaco, además de una puerta de entrada al intrincado universo del realizador polaco, fundado sobre las ideas de juego y humillación. 

La dupla de Una novia en Shangai traslada un ataúd para cumplir con un mandato extraterrenal y acceder a una pequeña fortuna enterrada. Ciertas creencias ancestrales chinas son licuadas por Andrizzi de manera tal que se descarte cualquier espíritu de trascendencia. La experiencia en el lejano país une retazos y el comienzo de la película muestra una elocuente operatoria ya que las partes se van sumando hasta integrarse en un cuadro más o menos orgánico. Primero, un río. Luego, vemos diversas sesiones de fotos de novios en puntos estratégicos de la ciudad. A continuación, un hombre durmiendo bajo el puente en un claro contraste entre modernidad y pobreza. Más tarde, otro hombre que se le une y finalmente los dos posando en la foto con una novia para robarle el anillo. Con diferentes ángulos de cámara, esta escena primigenia ya nos instala en los carriles de la película: nada será como lo esperemos. De fondo, la música de Moreno Veloso. Cruce de idiomas, de estéticas y de fronteras. Estamos en Shangai pero el color local no será un objetivo inmediato.

Sí parece serlo no desperdiciar la oportunidad para hacer honor a algunas influencias bien llevadas. Hablábamos de la cruza de Polanski con Laurel y Hardy, pero por aquí respiran también los colores de Aki Kaurismaki o el absurdo de Roy Andersson, y por qué no esa actitud de comerse la ciudad con la cámara al estilo de la Nouvelle Vague.

Hay un transitar por las calles de Shangai que confiere sana espontaneidad y que no se avergüenza de la mirada de los transeúntes que ven pasar no solo a quien filma sino a los dos personajes trasladando el ataúd. Se trata de un filme callejero y pese a seguir un eje argumental, la historia parece no empezar nunca, se arma todo el tiempo dentro de un marco de irreverencia que alcanza también a los diálogos. Uno en particular se da en una secuencia notable en la que los dos hombres van a desenterrar el ataúd al cementerio y conversan acerca de la justificación moral del robo (dado que profanar cuerpos en China se paga con prisión perpetua según reza la leyenda al comienzo). La conclusión es que están haciendo un acto de bien en la medida en que cumplen el deseo de un fantasma enamorado. Siglos de filosofía son parodiados en un entrañable intercambio de palabras simples y sinceras cuyo fundamento es el amor.
Más adelante se sumarán en el periplo dos mujeres, habrá sueños, unas valijas que destilan luz (Aldrich y Tarantino son invocados por aquí) y nunca se resignará esa atmósfera lúdica, experimental y luminosa donde el derrotero de los personajes guiados por el azar podría ser el mismo de un director presente en un lejano país que elige no caer en lugares comunes.

La mirada de Andrizzi no es chillona ni transita el llorisqueo que esperan las buenas conciencias decididas a participar desde lejos. En todo caso, es una celebración a la relación que une al cine con la ciudad como espacio, de larga data en la tradición de grandes directores. Las restricciones que se suponen aparecen en este tipo de contextos son enfrentadas con color, música, exploración y desconcierto. La libertad que se escamotea de un lado, en todo caso, es aprovechada detrás de cámara y en una toma de decisiones que hacen de Una novia en Shangai una saludable rara avis dentro del cine argentino. No obliga, invita. Y si no se entra, quedan las últimas palabras de uno de los dos rufianes (melancólicos): “Mañana será un nuevo día y todo será mejor”.



Cine – Una Novia de Shanghai
1/6/2017







Como parte de la Semana Extraordinaria de Cine Actual (SECA), se estará presentando la película «Una novia de Shanghai» de Mauro Andrizzi (2016, Argentina /China).

Dos slackers que sobreviven como pueden en las calles de Shanghai tienen algunos problemas cuando un fantasma los contrata para cruzar la ciudad cargando un ataúd robado de un cementerio, para poder unir a una pareja de amantes más allá de la muerte.

Fecha: 7 de junio de 2017
Hora: 7:15PM
Entrada gratuita
Lugar: Espacio Cultural La Erre
Dirección: vía 6, 2-60, zona 4, Ciudad de Guatemala



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